Es la hora del almuerzo en el Barrio San Ignacio del partido de Esteban Echeverría, y el agua de varias de las ollas llegaron al punto de hervor. Fideos, arroz y puchero; todo listo. Cocido y verde. El extraño color del líquido –y, por supuesto, de los alimentos- se debe a que parte de los pozos de donde los vecinos extraen el agua para cocinar, beber y bañarse están contaminados con cromo, y sospechan de una curtiembre ubicada en la calle Edison al 2100, a la que acusan de volcar desechos tóxicos al suelo y al lecho del arroyo Ortega.
Hace varios meses que los residentes de la zona sospechaban que el agua no era apta para el consumo, dato que terminaron por confirmar en las últimas semanas los controles del Centro Bromatológico de la Municipalidad local.
A partir de ese momento, los vecinos saben con certeza que no deben ingerir el líquido que sale de sus canillas, pero la realidad es que el costo de los bidones es excesivo para una familia tipo y según sostienen "seguir usando el agua ("no potable" para el Laboratorio Central de Salud Pública de la provincia de Buenos Aires)termina siendo inevitable".
“El agua de mi casa tiene cromo; antes sacábamos el agua de los pozos, pero ahora que están contaminados tenemos que comprar los bidones. El agua sale completamente verde y me empecé a preocupar cuando un vecino que tuvo cáncer sostenía que se había enfermado por el agua. Mi hija hizo una perforación hace un año y el agua del pozo salía verde; yo le dije que era porque la perforación se estaba limpiando, pero después eso se apareció en todas las casas. Era el cromo”, aseguró a Info Región Dora Gras, que vive a escasos 50 metros del arroyo.
“En algún momento de la jornada, la curtiembre tira los desperdicios al arroyo; ellos trabajan con sulfuro líquido y en escamas, y tenemos miedo que sea perjudicial. Los dueños de la firma no nos atienden, sólo una vez nos recibieron y vimos pozos en la tierra que se conectaban directamente con el suelo y no estaban resguardados”, agregó.
“No nos podemos bañar porque nos queda la piel con una película blanca, pero no podemos comprar todos los días agua para ducharnos. Tengo problemas en la piel a causa del cromo y mi hija y mis cinco nietas también tienen problemas de salud”, manifestó Gras, con preocupación y angustia.
La curtiembre es señalada como la principal responsable de contaminación, ya que en el curtido del cuero es frecuente emplear el denominado “curtido al cromo”, en el que se utiliza hidroxisulfato de cromo (III) (Cr (OH) (SO4)).
Además, la agrupación “Vecinos Solidarios” del Barrio San Ignacio realizó un relevamiento en la zona y denuncia que los casos de enfermedad "están creciendo".
“El mayor problema del barrio es la contaminación, el agua es verde. Tenemos miedo a contraer enfermedades, sobre todo cáncer, porque averiguamos que es cancerígeno. Además, hicimos un relevamiento y la cantidad de casos de esa enfermedad es muy alto”, aseguró Nicolasa Almirón, quien exhibe sobre el mostrador de su almacén un bidón, como el artículo más preciado de la tienda.
Otro componente elevado que se encuentra en el agua de las viviendas de El Jagüel fue Nitrato; un contaminante que las mismas bacterias naturales de la tierra pueden producir. Con respecto a ello, el Washington State Department of Health (DOH) determinó que una sola exposición puede afectar la salud de una persona; ya que el nitrato reduce la capacidad de las células rojas de la sangre de llevar oxígeno y produce el “síndrome del bebé azul” en los recién nacidos.
Cristina Igarza, que reside en la calle 12 de octubre al 2400, es una de las damnificadas y, de acuerdo a una muestra extraída en su domicilio el 20 de julio, su pozo de agua contiene un valor de nitrato de 62, cuando el permitido es de 50.
“Me dijeron que el agua no es potable porque mi pozo tiene nitrato, tomaron una muestra del agua en mi casa y me dijeron que tengo que dejar de consumirla. Tengo mucho miedo a que mis hijos se enfermen porque el agua sale turbia. En varios sectores detectaron cromo, desde ese momento todos intentamos manejarnos con agua mineral, pero la situación es terrible”, indicó.
Por otro lado, el municipio de Esteban Echeverría realizó un estudio de la diseminación de la pluma de contaminación y, de acuerdo a un nuevo relevamiento, el sector contaminado por cromo se habría circunscripto a tres manzanas.
Además, la Comuna inició un registro de malformaciones congénitas y tumores; dos enfermedades que pueden desarrollarse cuando el paciente entra en contacto con el cromo. Es importante destacar que la real incidencia de la contaminación en el Barrio San Ignacio recién se verá dentro de cinco años, cuando las autoridades tengan las herramientas para hacer un seguimiento de los casos.
“El cromo se puede contaminar por muchas variables y, en general, está la mano del hombre de por medio; como es el caso de las curtiembres. Se hicieron los estudios y había cromo en un punto del barrio, sobre todo en las inmediaciones del arroyo. Es innegable que el agua está verde por el cromo”, reconoció una alta fuente del Centro Bromatológico de la Municipalidad, en diálogo con Info Región.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el cromo es cancerígeno, irrita la piel y las mucosas y una exposición crónica produce un daño permanente en los ojos.
Es por eso que, desde hace meses, el temor en el Barrio San Ignacio tiene un solo color: verde.
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