Hace más de diez años desde la cátedra de Hidrología Agrícola de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Unne se lleva a cabo un proyecto de administración y economía del agua en el cultivo de arroz, iniciativa que junto a acciones del sector productivo motorizó una reducción superior al 50 por ciento en el consumo del agua en plantaciones.
El agua constituye un recurso indispensable para el cultivo de arroz ya que es un cultivo de regadío, de modo que el control y seguimiento de su calidad constituye un factor a tener muy en cuenta. En tal sentido, el Servicio de Administración y Economía del Agua en el Cultivo de Arroz se ideó con el objetivo de poder favorecer una mejor explotación del recurso hídrico en uno de los cultivos que mayor aporte de agua necesita como lo es el arroz.
Según explicó Héctor Currie, a cargo de la cátedra de Hidrología Agrícola, desde el ámbito científico se empezó a promover esta conciencia del mejor aprovechamiento del recurso aunque desde el sector productivo pasaría un tiempo hasta que se priorice esa cuestión.
Comentó que la década del ‘90 para el cultivo del arroz significó el despliegue de todo un paquete tecnológico, que por lo común se sustentó en la tecnología de los insumos, más que en la tecnología de procesos y el uso sustentable de los recursos naturales.
En tanto, en la última década el cultivo ha mostrado un incremento creciente en los rendimientos y experimentó una fuerte expansión en el área cultivada, pero al mismo tiempo una caída especialmente brusca en el precio del arroz en los últimos cinco años. La caída de precios determinó la necesidad de ajustar con especial énfasis el aspecto de los costos, y en especial el riego que representa hasta un 25 por ciento de los costos.
Así, la necesidad de bajar costos repercutió directamente en la necesidad de reducir el gasto en riego, para lo cual se requiere de combustible, factor tan importante que en el cultivo del arroz irrigado es habitual medir la eficiencia en términos del consumo de combustible por campaña o tonelada.
“Esta necesidad de bajar costos precipitó el proyecto de uso sustentable del agua, idea que ya empezaba a ganar adhesión entre los productores”, expresó Currie, quien comentó que mediante la investigación y transferencia de conocimiento al ámbito productivo se alcanzó hasta el momento a reducir más del 50 por ciento el gasto de agua promedio.
Los resultados agronómicos del cultivo del arroz, y por lo tanto también los económicos, dependen en gran medida de las características del agua utilizada, de su disponibilidad, de las técnicas de su empleo y de las variables que hacen al terreno y al clima.
Una de las principales cuestiones a la que se enfocó fue a la metodología de riego por represas y canales que es la que sobresale en la provincia y en tal sentido se observaba un divorcio manifiesto entre el diseño agronómico y el diseño hidráulico de la mayoría de estas obras que adolecían de variadas fallas, y que demandaban un diagnóstico expreso de detección y evaluación.
Currie explicó que en el riego existen pérdidas por evaporización del agua de la tierra, percolación del agua o filtración del agua a las capas profundas del terreno, y evapotranspiración de las plantas por la incidencia de la temperatura, viento y sol en las plantas. En base a cada una de esas vías de pérdidas se establecieron técnicas de manejo adecuado a reducir al mínimo esas pérdidas.
Dentro de las principales acciones se rediseñaron los canales de riego, se hizo una sistematización de las demandas reales de agua de las chacras y se calcularon las pérdidas reales de agua para ir ajustando el diseño de las represas y la elección y preparación de los suelos.
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