Pese a que la Corte Suprema reclama la concreción de las obras contra la contaminación del Riachuelo, los equipos técnicos de los ministros de Planificación Julio De Vido y del jefe de Gabinete, Aníbal Fernández mantienen una pulseada sin ganador todavía. En los pasillos de la Casa Rosada trascendió que la semana pasada los Aníbal's boys se quedaron el control de las negociaciones por un crédito de 1.500 millones de dólares del Banco Mundial y cantaron victoria. Las malas lenguas dicen que el control significaría decidir qué obras se harán y uno u otro criterio favorecen a empresas amigas de uno u otro ministro. Dicen que el que quedó como pintado es el secretario de Medio Ambiente, Homero Bibiloni, a quien le habrían quitado la firma en las negocaciones. Pero ni lerdo ni peresozo Bibiloni se acercó a De Vido y nombró al ex director de Migraciones Ricardo "coyote" Rodríguez como segundo. Y luego se lo escuchó decir "ahora vamos a dar pelea". Mientras tanto se siguen retrasando las obras y pronto, dicen los maledicentes, le ganarán a la ex secretaria de Medio Ambiente del menemismo, María Julia Alsogaray que había prometido sanear el riachuelo "en mil días".
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