De cada 100 litros de agua potable que se producen para el Gran Área Metropolitana (GAM), 30 se desperdician en fugas.
Así los reconocieron autoridades del Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA).
Si se toman en cuenta las dos principales plantas que abastecen la zona (Tres Ríos y Puente Mulas), el desperdicio a causa de dichas averías es de 77.700 metros cúbicos al día.
Con esa cantidad se podría llenar 38 veces la piscina del Palacio de los Deportes, en Heredia.
Entre las causas de la pérdida de agua figuran tuberías con más de 50 años de antigüedad, pobre mantenimiento y la lenta respuesta AyA .
El desperdicio ocurre en momentos en que el país enfrenta una severa escasez de lluvias, producto del fenómeno de El Niño. Esta situación ya generó una disminución del caudal de los mantos acuíferos y pronósticos de desabastecimiento en los próximos tres meses.
Paradójicamente las autoridades de AyA exhortaron a los ciudadanos a reducir el consumo diario de agua en un 20%, con el fin de evitar racionamientos.
Larga espera. El tiempo que demoran las cuadrillas de AyA en reparar las fugas es uno de los factores que agrava el problema.
En algunos casos pueden pasar hasta seis días para que se resuelva el problema.
Ricardo Sancho, presidente ejecutivo de AyA, aseguró que se han hecho esfuerzos para bajar el tiempo de respuesta, pero que hay situaciones que obstaculizan el accionar de la institución.
“Depende de la magnitud de la fuga, algunas son complejas o difíciles de detectar”, señaló.
Cada mes son reportadas a AyA alrededor de 1.000 fugas en diferentes puntos del GAM (entre Paraíso de Cartago y San Ramón de Alajuela).
La lista la encabeza la región donde se ubican los cantones de Escazú, Santa Ana, Ciudad Colón y Alajuelita, con un tercio de las fugas reportadas.
Le sigue el sector comprendido entre Guadalupe, Moravia, Coronado, Tibás y San Pablo de Heredia con un 25 por ciento.
Con el mismo porcentaje se ubica la zona donde se encuentran los cantones de Desamparados, Montes de Oca, Curridabat y La Unión.
Sancho destacó que las tuberías tienen más de 50 años de antigüedad, lo que las hacen muy vulnerables a las fugas.
“Si se roban medidores hay una fuga, si reparan una calle, la maquinaria produce vibración y se genera una fuga...”, añadió.
Inversión. Sancho destacó que a principios de setiembre se iniciaron una serie de obras para las rehabilitación y ampliación de los sistemas de alcantarillado.
La inversión es de $113 millones y los fondos provienen de un préstamo del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE).
Algunos de los trabajos que planea realizar AyA beneficiarán al acueducto metropolitano de San José y a los acueductos de San Antonio de Escazú,y de Patarrá de Desamparados, entre otros.
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