Los damnificados acudieron a NORTE para denunciar las consecuencias de los golpes y vibraciones, hace tres semanas. Desde entonces la repercusión de la nota propició que un par de personas fuera a observar los daños, “pero sin identificarse ni dar explicaciones concretas”, aseguran los vecinos.
Uno de los propietarios de Gaboto al 500 envió una carta documento a la empresa exigiendo el cese de los trabajos. La respuesta de la constructora fue que no puede detenerse.
“Al principio éramos tres o cuatro casos, ahora cerca de una veintena de familias presentan fisuras en interiores y exteriores”, dijo Raúl Fagúndez, uno de los primeros en advertir las averías.
Ahora demandan seguridad y exigen que la empresa y a las autoridades municipales y provinciales reparen los daños.
“Las casas están por caerse y no tenemos más tiempo”, alegan.
Desesperados
Una de las mujeres, Teresa, relata que en las últimas semanas aparecieron grietas en el exterior e interior de su casa. “Se pueden ver en el frente, en el comedor, en el baño y en mi dormitorio”, detalla.
“En cualquier momento se desprende la loza de mi vivienda”, agrega Fagúndez, que por consejo de un arquitecto apuntaló la estructura por temor a la caída de una parte.
“Estamos desesperados, nadie informa ni dice nada; así no se puede vivir”, manifestó el padre de familia.
Pérdidas
Una de las familias de la misma cuadra renovó los pisos hace pocos meses y en las últimas semanas “se abrió una rajadura a lo largo de todo un ambiente”, describió la más joven de sus integrantes, Zulema. La adolescente dijo que “además aparecieron otras roturas similares en baño, una pieza y revoques recientes”.
Otra vecina también lamenta haber encarado mejoras a su vivienda hace un año porque ahora se arruinaron por completo. “Las rajaduras la rodean por completo”, señala Norma, la única de los presentes en NORTE que recibió una visita de inspección y dijo ser “enviada por un ingeniero de la obra”.
Incógnita
La canalización empezó en junio, demandará más de 24 millones de pesos, 540 días de ejecución y fue adjudicada a una empresa entrerriana, según aseguran los vecinos portuarios.
“No sabemos si tomarán medidas para reparar los daños ocasionados y evitar otros más o se trata de un simulacro de soluciones”, dijo José Luis Quintana, integrante de una Comisión de Derechos Humanos dedicada a colaborar con las necesidades de los ciudadanos.
El referente agregó que si abandonan la pelea por lo suyo, las obras seguirán y las consecuencias serán mayores.
Salud y seguridad
Como las obras se desarrollan “de lunes a lunes”, también objetan los ruidos molestos que en ocasiones se extendieron hasta las 4.30 de la madrugada. “Trabajan de 11 a 16 horas al día, vivimos aspirando polvillo, cal, las máquinas suben a la vereda y realizan maniobras peligrosas sin que haya una adecuada delimitación de espacios”, agrega una de las ciudadanas portuarias.
“Estamos desesperados porque sentimos que corre riesgo nuestra integridad física dentro y fuera de las viviendas”, denunció otra mujer.
Insatisfechos
A finales de agosto representantes de la constructora convocaron a vecinos para informar en qué consistían los trabajos. “Nos dieron un planteo irresponsable a muchos de los cuestionamientos”, se quejó Quintana.
Y después de no encontrar eco a sus planteos, también hicieron responsable al municipio por no controlar y aprobar los planos de la obra.
El trazado del canal comprende tramos de 2 y 5 metros de ancho y en calles de tierra sólo cubrirá una parte, dejando espacios laterales libres de cemento (de metro y medio). Los vecinos consideran necesario coordinar la pavimentación completa de esos trayectos porque de no hacerlo, una vez concluido el canal la vía se tornará intransitable.
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