Expertos en la lucha contra la degradación ambiental advirtieron que aunque en la actualidad nadie pone en duda la necesidad de proteger la capa de ozono y la diversidad biológica, la comunidad internacional todavía no tiene una conciencia clara de la importancia de impedir la degradación y la erosión de la tierra.
La observación se escuchó en la novena Conferencia de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación, que sesiona en Buenos Aires, con la participación de destacados especialistas en el cuidado del medio ambiente de todo el mundo.
Se observó además en ese encuentro que la capa superficial del suelo es también un bien medioambiental, y uno de los requisitos básicos para asegurar la supervivencia humana. Se estima que las tierras secas ocupan cerca del 40 por ciento de la superficie del planeta, y según los especialistas, la fragilidad de estos ecosistemas hace prever que sufrirán con mayor fuerza el impacto de cambio climático de los próximos años.
El problema es serio porque la amenaza que afecta a los suelos ya tiene un impacto negativo en la producción de alimentos, ya que ésta depende de la calidad de las tierras agrícolas. Si los países tienen dificultades para generar alimentos, se agudiza el problema de la pobreza, lo que pone de manifiesto la estrecha relación que existe entre la degradación ambiental y la exclusión de los sectores menos favorecidos.
De ahí que los expertos insistan en la necesidad de promover políticas de protección del suelo, dado que difícilmente puedan resolverse el problema alimentario si avanza la degradación de las tierras que todavía son aptas para el cultivo.
La amenaza de la desertificación está más cerca de lo que se piensa, y prueba de ello es la evidente disminución de la cubierta vegetal y de los bosques que, lamentablemente, se sigue detectando en todo el país. La provincia del Chaco, desde luego, no está a salvo de este peligro que se agravó con la peor sequía del siglo que azota a todo el territorio provincial.
Por estos días la población chaqueña sufre los efectos de una histórica escasez de lluvias en sus principales regiones productivas, que genera serios problemas en las poblaciones urbanas e incertidumbre en la siembra de cultivos y en los propios productores. Se estima que el déficit hídrico en el domo central agrícola de la provincia es el más crítico de los últimos 84 años, lo que revela la gravedad del problema.
La desertificación se suele asociar, erróneamente, a los desiertos que ya existen; y de este modo muchos no advierten que la tala indiscriminada del bosque nativo es, en rigor, la puerta de entrada a una paulatina degradación del suelo. Es que la desertificación y la degradación de la tierra no son procesos que se dan de un día para otro, sino que avanzan en forma gradual. Es así que el descuido de los suelos puede terminar transformando un área productiva en un desierto no apto para la vida humana, y nocivo para la supervivencia de plantas y animales.
Si a esto se agrega el fenómeno de la falta de lluvias, se tiene así una combinación peligrosa que no debe minimizarse. Al contrario, es imprescindible prestar más atención al cuidado de los suelos, y el tema debe ocupar un espacio significativo en la agenda de políticas públicas.
Un estudio privado estimó que la campaña agrícola 2008-2009 en la provincia arrojó pérdidas de más de 900 millones de pesos en la provincia como consecuencia de la sequía, lo que revela la magnitud y seriedad del problema. Se confirma así que la sequía es, entre las distintas amenazas que sufre la producción, la que ocasiona mayores pérdidas en las regiones sin riego y, en muchas ocasiones, incluso en las que cuentan con sistemas que facilitan la llegada del agua a los cultivos.
Está demostrado, además, que la emergencia hídrica tiene efectos negativos en casi todos los sectores productivos. Las ladrillerías de la provincia por ejemplo también vieron afectada su producción por la intensa sequía, y el propio Instituto de Vivienda admitió que los ladrilleros podrían tener inconvenientes para cumplir con sus entregas en tiempo y forma para el nuevo plan de viviendas que se puso en marcha en toda la provincia con el financiamiento de la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES).
Se debe dar más importancia a la protección de los suelos y promover medidas que desalienten la sobreexplotación, la deforestación y las prácticas agrícolas no sustentables. De lo que se trata, en definitiva, es evitar la degradación del medio ambiente y asegurar la calidad de vida de la población. |
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