La huella de carbono fue un primer paso hacia una mirada más sustentable en la elaboración y transporte de un producto: la medición de cuántos gases de efecto invernadero "cuesta" una cosa. Un tema contingente si se toma en cuenta que los gases ahogan el planeta. En la vereda del frente, hay un recurso que se agota: el agua. La huella de agua es un concepto reciente y que logra impactar con datos que muchos desconocen: para producir una taza de café se utilizan 700 vasos de agua. Para un kilo de carne son necesarios 15.500 litros del elemento, usados principalmente para cultivar cereales para la alimentación del ganado. ¿Con cuántos jeans se llena una piscina? Tres.
Internacionalmente ya se avanza en tomar medidas. El gobierno inglés encargó un estudio con la esperanza de que los hábitos de los consumidores cambien si se conocen datos como la cantidad de agua necesaria para producir datos de uso común. Para eso, se planea etiquetar productos con la información de huella de agua.
Chile va por el mismo camino. La Fundación Chile se asoció a Water Footprint Network, la ONG holandesa que acuñó el término y está trabajando un estándar nacional que se pueda aplicar por sector productivo. "Propusimos desarrollar un estándar específico de huella de agua para cada industria a nivel nacional", señala Verónica Lizana, directora del Programa Diversificación y Negocios de Fundación Chile. La propuesta fue elaborada por la fundación en conjunto con la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA) y la Corporación Chilena de la Madera y ya está en las oficinas de Innova de Corfo.
Si Innova le da el vamos, como pretende Fundación Chile, en unos dos años el país contaría con un índice propio. "Es importante no recibirlo como una exigencia, sino como una oportunidad para regulaciones futuras. Como país exportador, debemos tener un análisis técnico al respecto. Es muy favorable que nos presentemos con antecedentes que hagan la diferencia con nuestros competidores", explica Juan Pablo Matte, secretario general de la SNA.
INSTITUCIONALIDAD
Pero hay más. Verónica Lizana explica que se busca crear una institucionalidad que se mantenga en el tiempo y actualice el estándar, algo similar a lo realizado en el sector forestal con el sello de sustentabilidad Certfor. "Una vez que se crea la herramienta, de acceso abierto, cualquiera podrá calcular su huella de agua", explica Lizana.
En octubre Innova entregará una respuesta al proyecto. Un dato: Claudio Maggi, diretor ejecutivo de Innova, cuenta que este plan de certificación medioambiental a través de la huella hídrica es el primero en la materia. "Lo que era un atributo deseable de un producto, está pasando a ser una condición exigible. La presente es una oportunidad para innovar. Por esto, lo primero que se debe hacer es tener entidades reconocidas también en el exterior", concluye.
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