De la Conferencia del Comité de Ciencia y Tecnología de la Convención de Lucha contra la Desertificación (COP9) participaron corresponsales científicos de los 193 países presentes, delegados de organizaciones de la sociedad civil y de organismos intergubernamentales. Allí, donde la ciencia y la política debaten su presunta autonomía, la Santa Sede tiene voz pero no voto en las discusiones y está representada por un investigador y profesor de la Universidad Pontificia nacional.
Se trata del científico y docente de la Universidad Católica Argentina (UCA), Dr. Pablo Osvaldo Canziani, quien está acompañado por el Reverendo Robert Murphy, miembro de la delegación del Nuncio Apostólico. “Adentro de las Naciones Unidas tenemos el estatus de observador permanente, tenemos voz pero no podemos votar” relató el Rev. Murphy. “Tenemos derecho pleno a hacer observaciones como otras instituciones de la sociedad civil”, agregó.
Respecto al enfrentamiento que a menudo se plantea entre la ciencia y la religión, el nuncio explicó que “siempre nos interesa promover una visión integral de la humanidad adentro del cosmos, algo que es muy programático en la última encíclica del Santo Padre Benedicto XVI”. En este sentido, Canziani dijo que “desde el punto de vista del cristianismo todo está relacionado, el hombre es una persona integral y la ciencia también es parte de la persona”. Esta última, “que se basa más en la búsqueda de la verdad, debe brindar sus aportes para la solución de los problemas, en tanto ciencia” señaló el investigador haciendo hincapié en la necesidad de que la práctica científica no se politice dado que eso “degrada la ciencia y degrada la política”.
Para el religioso, no se puede hablar del medio ambiente sin contar al hombre, ni del desarrollo humano sin tener en cuenta el efecto que tiene sobre el ambiente. El riesgo de no considerar esta disociación- destaca Canziani- es que posee una doble cara: la pobreza y el deterioro ambiental; así, “una no se puede resolver, si no se resuelve la otra”, destacó el especialista.
En tanto, en línea con el plantel de científicos locales que integran la comitiva argentina, el docente universitario es optimista en cuanto a esta primera experiencia de un Comité Científico en la COP, que trabaje para asistir en la toma de decisiones de gobierno. El mismo fue promovido en la CRIC 5 (Comité para la Revisión de la Implementación de la Convención, por sus siglas en inglés) para que, en la COP 8, se planteara la necesidad de tener una Conferencia de Ciencia y Tecnología funcionando fuertemente como el IPCC (Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, según sus siglas en inglés) y como en la Convención de Viena para la Protección de la Capa de Ozono
“La falla de la Convención de Lucha contra la Desertificación era que no tenía una pata científica fuerte. Y se quería encargar la resolución de los problemas de la pobreza sin un apoyo de la ciencia”, enfatizó el delegado de la Santa Sede.
Como investigador y profesor de la UCA, el hijo del Nobel de la Paz por su labor en el IPCC en el 2007, Osvaldo Canziani, ha formado parte de las reuniones que se han realizado en Argentina. Al ser pontificia, la Universidad hace apoyo a las delegaciones del Vaticano, y en esta ocasión “soy representante de la Universidad Pontificia que está en Argentina por localía” y por mandato de la Santa Sede, detalló el investigador para quien los criterios científicos carecen de nacionalidad, por ser “universales”.
Fuente - Prensa - Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación |
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