Ciudades, pueblos y campos de una amplia zona del sur de Córdoba y oeste Buenos Aires están sufriendo inundaciones por las torrenciales lluvias de los últimos días. Según un informe preparado por Aacrea, hay una zona de 100 kilómetros de ancho y 200 kilómetros de largo que incluye gran parte de la ruta 7 desde Laboulaye hasta Vedia. En esa región, a 50 kilómetros a la izquierda y a la derecha de la ruta, en los últimos días estaban casi todos los campos anegados.
El fenómeno es consecuencia de copiosas lluvias que comenzaron durante el 18 y 19 de diciembre (que llegaron a 300 milímetros en Villa Rossi, departamento de Roque Saénz Peña, al sur de Córdoba por ejemplo) y otro golpe de agua equivalente el 22 y 23 de diciembre, tras lo cual llueve día por medio.
Así, se han generado volúmenes de agua inmanejables, que ocupan superficies semejantes a los de la terrible inundación de 1997-98 y determinan que un bajo aumente su nivel de agua en 50 centímetros en una sola noche. Y estos espejos de agua van avanzando y cortando las lomas por la pendiente del terreno.
Como consecuencia de las lluvias, estaba inundado el pueblo Villa Rossi, alrededor del cual había 70.000 hectárea anegadas, y entró el agua al casco urbano de Rufino y Cañada Seca, entre otras localidades. También estaban complicadas Ameghino, Vedia y Diego de Alvear.
En las zona rurales, se pasó violentamente de la sequía a la inundación y muchos bajos ya acumulan un metro de agua.
La principal especie afectada es la soja, que en el 70 % de los lotes ya se encuentra acostada contra el piso, pudriéndose. Puede quedar tres o cuatro días en esa situación y luego se muere.
Así, la supercosecha de soja se está ahogando y hay pocas posibilidades de resembrar los cultivos si las lluvias cesaran, por lo avanzado del almanaque.
El trigo también resultó afectado por brotado de la espiga, aunque la superficie sembrada en la zona es escasa.
El girasol sembrado en los bajos también está anegado y el que mejor soporta la inundación es el maíz en floración. No obstante, su resistencia colapsará si sigue anegado.
En cuanto a la hacienda, no tiene forraje ni piso seco donde echarse, por lo que se estaba evacuando aceleradamente en muchos campos.
Las sojas intermedias y tardías sembradas a fines de noviembre y durante diciembre se perderán totalmente en muchos campos del sur de Córdoba, Sur de Santa Fe y noroeste de Buenos Aires. Sucede que esas plantas tenían 10-15 centímetros de altura cuando fueren cubiertas por las inundaciones provocadas por las lluvias torrenciales de los últimos días en la región.
Sebastián Pizzi, asesor de los grupos CREA Washington-Mackenna (Córdoba) y Santa Isabel (Santa Fe), anticipa que en los campos bajos del norte de General Villegas, en el noroeste de Buenos Aires, y en el extremo sur de Santa Fe (Rufino) ya se registra pérdida de lotes con esta oleaginosa, por anegamiento.
En las empresas de Washington y Vicuña Mackenna, el 60% de la soja se sembró de manera tardía -en diciembre- por la sequía inverno-primaveral. Y en las últimas cuatro semanas, en algunos sectores de la zona hubo lluvias del orden de 500 milímetros. Como consecuencia, los campos bajos y de media loma están inundados (para colmo el sábado pasado hubo una granizada importante en la zona). Y en los más altos, los gastos en fungicidas para combatir las enfermedades están a la orden del día.
Por otro lado, en campos de Venado Tuerto se observan cultivos pálidos, amarillos y bajos por la falta de días soleados, lo que provocará pérdidas de rinde en muchos casos. Buena parte de lo que se implantó está en mal estado.
Pablo Linari es un productor del CREA Río Quinto, con un campo de 1050 hectáreas entre Melo (provincia de Córdoba) y Santa Regina (Buenos Aires). Para llegar a él normalmente tiene que recorrer 50 kilómetros de tierra y ahora debe hacer 80 por los cortes de caminos. En épocas normales, tenía una laguna de 80 hectáreas en el campo; en este momento, las lluvias la llevaron a 500 hectáreas improductivas. En el resto del campo hay encharcamiento y se perderá entre el 20 y el 30% de la soja por putrefacción de las plantas, en tanto que no podrá picar el maíz destinado para silaje.
De cara al futuro, estima que los bajos inundados no serán utilizables por muchos meses, mientras que la loma podría secarse y sembrarse si dejara de llover durante dos semanas. "De cualquier forma, cualquier siembra de enero ya supone un gasto duplicado respecto de un año normal, con perspectivas de un rinde del 50-60 % de lo corriente por el atraso de la fecha de siembra", compara.
La economía de los productores de esa zona y de las comunidades está muy afectada, luego de cosechar 5 quintales de trigo por hectárea y de sufrir la falta de forraje. "La economía a de los pueblos comenzó a afectarse a partir de paro agropecuario y nunca repuntó después, por la sequía de 2009, que se va a coronar ahora con esta inundación", concluye.
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