La tormenta que se desató en las zonas rurales de Calete, Ocumazo y Pucará afectó seriamente los caminos vecinales, un canal de riego de hormigón armado y tres terrenos con cultivos, con lo que aumenta la preocupación e incertidumbre de los pobladores ante el embate de los fenómenos climáticos, tantas veces denunciado en la época de lluvias.
El arroyo Chisca que nace en las alturas del cerro Mojomín, jurisdicción de Pucará y Ocumazo, hacia el este de la Ciudad Histórica, convertido en un fuerte torrente, arrasó el camino vecinal que se extiende por su lecho. Al final de su desembocadura destrozó las tapas de hormigón de un canal de riego y con su abundante material de áridos que transportaba, lo inutilizó en gran parte de su extensión. Finalmente en su papel de principal afluente del río Calete, aumentó abruptamente su caudal, lo que produjo su desborde y anegación de tres terrenos cultivables en el distrito de Ocumazo.
La familia Llanes fue una de las más afectadas que perdió completamente la producción de zanahorias, $ 2.500 habas ,$ 1.500;ajo, $ 1.000 y papa, $ 2.000. Sus vecinos -familia Calatay Velásquez-, también se vieron perjudicados en sus cultivos de ajos, maíz, zanahorias y papas, cuyos montos de pérdidas no fueron evaluados a raíz de la ausencia momentánea de sus moradores. Los rastrojos presentaban un desolador aspecto de playa con material árido de río. ‘Pareciera que ya no hay defensa que valga con estas crecientes. El lecho del río ha crecido tanto que el río juega a gusto y placer en ambas márgenes. Los terrenos quedaron por debajo. En cualquier momento va a causar más desgracias’, relató César Llanes, productor ocumaceño.
El martes Vialidad de la Provincia asistió a estas comunidades despejando los obstáculos y acondicionando el camino vecinal. Esta misma repartición provincial se estaría instalando en la comunidad de Ocumazo, abriendo un nuevo trazado que evite las crecientes de todos los años que perjudica a los agroganaderos minifundistas en la extracción de sus verduras, frutas y productos lácteos y cárnicos.
Es archisabido que la cuenca del Río Grande se torna imprevisible en toda la época estival. Esta situación no es desconocida para el Estado Provincial, Municipal y los mismos pobladores. En la búsqueda de soluciones para menguar los daños que producen las crecientes, hasta pérdida de vidas humanas, la alternativa viable es la acción mancomunada y la interrelación de los organismos del Estado con los grupos sociales organizados de las comunidades rurales y urbanas.
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