Ante el temor a que nuevas tormentas agraven la dramática situación en Ilha Grande y en Angra dos Reis, donde una serie de aludes causó la muerte de por lo menos 44 personas, las autoridades pidieron ayer a los turistas y a los habitantes de la zona que abandonen los lugares donde persiste el riesgo de deslizamientos y/o derrumbes de viviendas.
"Unas 35.000 personas en el centro de Angra viven en laderas, donde puede haber nuevos derrumbes", advirtió el alcalde de Angra dos Reis, Tuca Jordao, que alertó que persisten 15 áreas de riesgo. "Este será un verano con muchas lluvias. A la población de Angra: por favor, ante cualquier señal de lluvia, debe abandonar sus casas", agregó.
En tanto, el secretario estatal de Salud y Defensa Civil, Sergio Cortes, pidió a los turistas que abandonen Ilha Grande y a los hoteleros, que cierren sus establecimientos. "Nuestro miedo es que empiece a llover fuerte y eso cause pánico entre los turistas por no disponer de embarcaciones suficientes para que todos dejen la isla al mismo tiempo", dijo Cortes.
Las autoridades prevén que unas 400 casas en todo el municipio de Angra dos Reis, al que pertenece Ilha Grande, sean demolidas o no puedan ser habitadas, ya que se encuentran en áreas de riesgo.
"No se puede bromear con el suelo. Nuestro problema es la lluvia, y no se pueden ocupar los morros de esa manera", señaló el gobernador de Río de Janeiro, Sergio Cabral, durante su visita a las áreas afectadas.
Como medida de prevención, Jordao solicitó también que las centrales nucleares Angra I y II dejen de funcionar. El alcalde explicó que, aunque no hay ningún problema en su funcionamiento, pidió la desconexión para reducir riesgos en caso de que se presente una emergencia en las plantas nucleares, ya que la vía de salida de la ciudad hacia Río de Janeiro sufre cierres intermitentes por los deslizamientos. "La población está asustada", añadió Jordao.
En todo el estado de Río de Janeiro, que soporta fuertes lluvias y temporales desde el 30 de diciembre pasado, el número de víctimas se elevó ayer a 65. La playa de Bananal, en Ilha Grande, fue la más afectada. En la madrugada del viernes, un alud de tierra y vegetación arrasó la posada de lujo Sankay, donde había unas 40 personas, y también varias casas alquiladas por turistas para celebrar al Año Nuevo. El desplazamiento dejó por lo menos 28 muertos.
Los trabajos de los equipos de rescate en la isla fueron retomados ayer por la mañana, luego de ser interrumpidos a la medianoche debido al cansancio del personal.
Unos 200 efectivos del cuerpo de bomberos y de Defensa Civil, ayudados por perros, trabajan en Ilha Grande, en un operativo que podría llevar varios días más. Sin embargo, a medida que pasan las horas las posibilidades de rescatar personas con vida disminuyen.
En la ciudad de Angra dos Reis -donde en el momento del alud se encontraba el hijo mayor del presidente francés, Nicolas Sarkozy, junto a un grupo de amigos- continúan desaparecidas cinco personas.
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