Tras casi 600 milímetros de lluvia caída en el sur provincial en el último mes, en localidades donde la media anual es de algo más de 800, siguen los problemas de inundaciones en campos y los anegamientos en algunos pueblos, ahora por el ascenso de las napas freáticas.
Vicuña Mackenna era la más afectada hasta anoche. En barrio Sur de esa ciudad, a unos 310 kilómetros al sur de Córdoba, el agua brota del suelo. La traza urbana está cercada por una corriente de agua que llega desde el oeste, otra que avanza desde la ruta 35, y una tercera suerte de arroyo que surge de ojos de agua generados en los campos del norte de la localidad. El intendente Héctor Laborde confía en que, con limpieza, los canales existentes funcionan. Pero lo que resulta "imparable" es el agua que brota del suelo, que está saturado ya.
La zona comprometida es un barrio de unas 25 manzanas. "Uno pisa las calles y parece un colchón de agua", cuenta Ariel Romero. "Es una lucha constante. Sacamos el agua y a los 15 minutos está de nuevo. Vuelve a brotar del piso. Para poder usar el baño metemos un bombeador en la cámara séptica y lamentablemente tenemos que desagotar en la calle. El problema principal es sanitario", revela. Son 15 las casas más bajas del barrio, en las que el agua fluye desde el piso y las rejillas de los baños. Está declarada la emergencia hídrica y sanitaria municipal. La Provincia envió técnicos de la Subsecretaría de Recursos Hídricos (ex Dipas) y ofreció ayuda social. Pero el problema de fondo, de todo el pueblo, es la falta de cloacas.
Para la construcción de la red cloacal la Municipalidad ya tiene firmado un convenio con la Nación. El proyecto, por 18 millones de pesos, fue avalado por la Provincia y el ente Enhosa, del Gobierno nacional. Según informó el intendente, la obra fue licitada en junio y la cooperativa eléctrica del pueblo resultó la ganadora. Pero los trabajos no se iniciaron "porque la Nación no dispuso de los recursos". "Clamamos por las cloacas porque si las tuviéramos no pasaría esto. Estamos tratando de desagotar con bombas, pero no dura nada. Es difícil", resumió Laborde. En medio de lloviznas intermitentes, olor a excremento, calor, humedad y pronósticos en contra, a lo largo del día de ayer los vecinos esperaron la llegada de técnicos de la Provincia. Desesperados, reclamaban la instalación de más bombas extractoras, antes de que se desate otra tormenta y se agudice ese cuadro.
Comenzó “la guerra” por los bordos de los campos
Aunque pocas situaciones se han denunciado, son cada vez más frecuentes los enfrentamientos entre productores desesperados por el avance de las aguas en los campos inundados.
Autoridades judiciales de Laboulaye convocaron a intendentes de la región para pedirles que ayuden a calmar los ánimos.
"Hace 10 años denunciamos los canales clandestinos y no hicieron nada. Ahora, estamos todos locos. Yo tengo 400 hectáreas inundadas. Pierdo todo. Sigue habiendo 30 mil hectáreas bajo el agua porque no se alcanza a escurrir y vuelve a llover", resumió Alberto Migliore, de Productores Autoconvocados del Sur (Prascor).
Gerardo Belloq, intendente de La Cautiva, advirtió que las obras que se hicieron, tras las grandes inundaciones del 2001, para evitar que las aguas ingresen a los pueblos, no darían abasto por las inusitadas lluvias. En el acceso a la localidad, más de 200 metros están tapados de agua. "Tenemos dos obras de contención que evitan las inundaciones en el pueblo, pero estamos al límite y es importante el perjuicio económico en la zona rural", afirmó.
Indicó que con la represa de Tigre Muerto, hecha en esa zona, no alcanza para prevenir. "Hay una gran masa de agua que viene del oeste desmadrada por cuestiones naturales o por la mano del hombre, pero haría falta contenerla arriba, con microembalses", explicó.
Arriba no quiere llover
Hasta ahora fueron bajos los milimetrajes en las zonas vinculadas con los diques San Roque y La Quebrada.
"Está lloviendo menos en las zonas altas de las sierras que en las zonas medias y en el llano", señala el meteorólogo Mario Navarro, del Observatorio Salsipuedes, para explicar, en parte, por qué a algunos diques cordobeses les cuesta tanto subir unos centímetros su bajo nivel. En diciembre llovieron entre 200 y 240 mm. en promedio en la cuenca media y baja de la provincia, pero fueron entre 80 y 125 en la alta de las sierras, precisó el especialista. Y son las sierras las que producen el agua que abastece a ríos y lagos. Esos números tienen de todos modos matices: en las sierras de Calamuchita, donde se forman los ríos que alimentan los lagos de Embalse y Los Molinos, llovió el último mes el doble que en los cerros de las Sierras Chicas, de Punilla o de Traslasierra. Por eso, los lagos de Embalse y Los Molinos tienen un nivel normal para la época y los diques San Roque y La Quebrada siguen muy complicados. |
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