En una semana el Paraná crecerá lo suficiente para pasar el nivel de evacuación en el puerto de Barranqueras, pero el pico de la actual creciente quedará muy por debajo la máxima histórica.
Hasta el mediodía de ayer el hidrómetro del puerto marcó 6, 44 metros, es decir a menos de seis centímetros de superar el nivel considerado crítico por las autoridades provinciales y nacionales.
El Instituto Nacional del Agua (INA) pronosticó que en 7 días más el río alcanzará la altura de 6,50 metros y posiblemente a mitad de mes podría crecer a casi 7 metros.
A finales del año pasado los pronosticadores nacionales informaron que durante el verano el Paraná se mantendría alto por las intensas lluvias que se registraron en Brasil. La proyección se cumplió al pie de la letra.
En los últimos días del año, varias localidades de la costa chaqueña sufrieron las consecuencias de la crecida, una de ellas es la Isla del Cerrito que hasta ayer estaba incomunicada por vía terrestre.
Muchas familias isleñas que pasaron las fiestas en Resistencia debieron pagar un precio muy importante para poder viajar por lancha hasta Paso de la Patria o Corrientes, para luego tomar otro transporte con destino a la capital chaqueña.
Si bien la crecida del Paraná dista mucho de ser una emergencia, hay preocupación en los funcionarios del NEA por un nuevo repunte del río hacia finales de enero y comienzos de marzo.
En el último parte del INA los funcionarios del área señalaron que “en Corrientes se alcanzara el nivel de alerta de 6.50 metros y en Barranqueras se superará el nivel de evacuación. Los pronósticos emitidos no tienen en cuenta las posibles precipitaciones significativas que pudieran ocurrir en los próximos días. De ocurrir las mismas, todas las alturas previstas podrían ser superadas”.
Entre hoy y el 12 de enero se espera que el río continúe creciendo hasta superar el nivel de evacuación. Luego se mantendría por arriba del nivel de alerta y habría un nuevo pico a finales de mes.
Funcionarios chaqueños, correntinos y miembros de las fuerzas de seguridad apostadas en ambas orillas están preparados para actuar en el caso de que las aguas crezcan más de lo previsto y ocurra una crisis.
La última gran crisis ocurrió varios años atrás y muy difícilmente en esta oportunidad ocurra lo mismo. Hoy gran parte de las ciudades ribereñas tienen construidas sus defensas definitivas que están diseñadas para superar embestidas más fuertes.
Foto: Archivo Programa Infoagua
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