La ciudad de Villa María resultó una de las más afectadas por las tormentas registradas ayer en varios lugares de la provincia.
Desde cerca de las 20 de ayer, comenzó a sentirse en cabecera del departamento San Martín un fuerte viento que acompañó a la lluvia y generó varios destrozos en la ciudad.
Las ráfagas, de hasta 110 kilómetros por hora, arrancaron árboles y postes en varios barrios de la ciudad y también provocaron voladuras de techos. Carteles y líneas de cables quedaron por el suelo, mientras el agua complicó a algunos sectores. En realidad fue más viento que lluvia y duró una media hora. Los daños provocaron un corte del servicio eléctrico prácticamente en toda la ciudad y comenzó a normalizarse en forma lenta. Hasta las 23 permanecía el 60 por ciento de la ciudad sin luz.
En el centro, el fuerte viento provocó la rotura de vidrieras de comercios, que fue aprovechado por delincuentes que se dedicaron a saquear.
Además, el acceso a la ciudad quedó bastante complicado, debido a la acumulación de agua. La Municipalidad local reportó tres familias evacuadas.
En tanto, en Río Tercero, fuertes truenos presentaron una tormenta eléctrica que no descargó mucha agua aunque sí granizo, en algunos barrios. Más hacia el sur, y algo más temprano, en Río Cuarto, la tormenta presagiaba una lluvia intensa, que finalmente no fue tal. En algunas áreas que están complicadas por campos ya inundados y localidades con problemas, como sobre el corredor de la ruta 7.
36,2° en Córdoba.
La fórmula climática de ayer fue asfixiante: 36,2º de temperatura más 74 por ciento de humedad. Igual: 47,9º de sensación térmica. Un día insoportable que los cordobeses que aun “aguantan” en la Capital trataron de pasarlo refugiados con el aire acondicionado o en piletas de todos los tamaños.
La sensación térmica se calcula a partir de la humedad y el viento. A partir de 60 por ciento de humedad comienza a aumentar la sensación de calor. Lo mismo ocurre cuando el viento supera los seis kilómetros por hora.
Los 36,2º de ayer lejos están de la máxima histórica para Córdoba. Fue el 20 de enero de 1917 e hicieron 45,6º, según los registros históricos del meteorólogo Ediberto Moliner.
Cómo la pasaron
Patricia Zabala - vecina de Río Segundo: “Me quedé todo el día en el negocio que tiene aire acondicionado. A mi hijo, de tres años, le puse una palangana en el baño para que juegue porque todavía no armé la pileta”.
Felipe Martínez - papá de dos niños (2 y 5):“Mi esposa les armó la pelopincho a la mañana y la puso bien a la sombra, porque no dejamos que estén los chicos al sol a la siesta. Yo sé que no se puede llenar piletas, pero estaba insoportable”.
Temen complicaciones en La Cautiva
“Estamos en alerta, complicados en el acceso y en los alrededores, pero el agua no entró al pueblo. Esperamos que no llueva más y que baje lo que viene de los campos de Tosquita, de Vicuña Mackenna”, testimonió José Aguirre, vendedor de diarios de La Cautiva.
La localidad, de un millar de habitantes, tiene unos 600 metros de su único acceso, desde ruta 7, tapados por una corriente de agua de unos 50 centímetros de profundidad. No pueden circular autos. La Municipalidad dispuso dos camiones que, a modo de colectivos, trasladan a la gente en ese tramo. Ayer había autos de viajantes de comercio estacionados en la ruta.
La familia de Orlando Castillo, que tiene 10 integrantes, es la única evacuada por el momento. “La trasladamos a la casa de familiares porque había quedado del otro lado del canal y estaban en riesgo de quedar aislados”, informó la Policía.
“Estamos preparando centros de evacuados porque están pronosticadas dos lluvias interesantes. Se han comunicado las autoridades de la Provincia para ofrecer ayuda económica, la semana próxima estaremos con las de la Nación. Estamos haciendo todo lo posible para evitar la inundación, pero el agua viene sin contención, del oeste”, afirmó el intendente Gerardo Belloq.
La Cautiva está ubicada al sur de la gran represa del Tigre Muerto, que fue diseñada para regular los excedentes hídricos de una cuenca de 570 mil hectáreas y picos de crecida de 600 metros cúbicos por segundo.
Según Belloq y productores de la zona, el problema es que la masa de agua que amenaza al poblado avanza por un costado de la obra. Llega del noroeste, de la zona de las estancias El Talapenda y Las Acacias. “Las obras que se hicieron han funcionado. Antes, cuando llovían 250 milímetros nos inundábamos y ahora han caído 650 en la zona y no ingresó al pueblo. Pero harían falta algunos canales o reservorios complementarios en el oeste”, admitió el jefe comunal.
En la única industria de La Cautiva, la fábrica de lácteos San Roque, el agua llega a la puerta. “Hasta ahora la estamos peleando. En la zona hay caminos muy inundados y otros secos. Pero toda el agua parece que se convocó en La Cautiva”, agregó uno de los propietarios, Julio Berardo.
“Pasaron tormentas de largo, pero sigue feo. Nos la pasamos mirando el cielo y el agua de los campos”, acotó el albañil Gustavo Moine. |
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