El director del proyecto, el doctor Raúl Rivas, junto a los becarios de doctorado Facundo Carmona (ANCPyT) y Dora Ocampo (CIC), explicó el surgimiento de la iniciativa y el alcance que –ahora en etapa de testeo- podrá medirse al promediar el primer semestre del año 2010.
“Nuestra agencia nacional, que ya tiene una experiencia importante en el desarrollo de satélites, por cuarta generación, está lanzando un nuevo satélite y tiene una propuesta para preparar una nueva misión vinculada a la medición de humedad en suelo, temperaturas radiactivas, entonces hizo una convocatoria internacional” recordó Rivas, secundado por Carmona y Ocampo en la oficina del IHLLA, en el Campus de Tandil.
Esa convocatoria apuntó a reclutar a científicos que desarrollen una técnica de aplicación de la información que va a captar el satélite, un llamado internacional que se produjo a mediados de este 2009.
“Hoy en día la tendencia –agregó- es trabajar cooperando entre Universidades, y con quienes trabajamos e intercambiamos becarios fueron tenidos en cuenta, entonces nuestra inquietud fue invitar a participar a investigadores de la Universidad del Litoral, del INTA, y de la Universidad de La Pampa porque, como es una zona núcleo, nos interesa sumar esfuerzos y presentar un proyecto conjunto”.
Existían previamente a esta experiencia intercambios entre esos organismos, que ahora se consolidarán en esta nueva instancia. “Por ejemplo la Universidad de La Pampa nos mediría a nosotros, para que nos sirva de apoyo con la información que medimos en los satélites”.
Ese fue el origen de la “protoidea” que luego fue plasmada en el proyecto que fue estrictamente vinculado a las áreas de conocimiento, de cada uno de los grupos. “En nuestro caso es la temperatura radiactiva de la superficie, que sería medir desde el satélite qué temperatura tiene la superficie de la tierra; estrés de la vegetación a través de la estimación de la transpiración; y humedad de suelos a través de un sensor específico de microondas, que es el sensor Aquarius” resumió, el responsable de la iniciativa.
Si bien la expectativa del grupo era comenzar a ingresar propuestas en parámetros internacionales y exigentes en la materia, rápidamente recibieron el visto bueno para avanzar desde Argentina. “Experiencias en algún sentido teníamos por haber trabajado con la Agencia Espacial Europea, en mi caso, y una colega del litoral había trabajado con gente de Estados Unidos en cuanto a humedad de suelo, entonces armamos un equipo”, describió el especialista.
En total son nueve científicos vinculados al proyecto, de los cuales cinco provienen de la Universidad Nacional del Centro, de La Pampa uno, del INTA otro, y dos de la Universidad del Litoral.
El grupo atravesó sin dificultad la primera instancia que fue el envío de una carta de presentación del proyecto, se hizo una selección, que luego fue completada con una presentación más específica, y finalmente fue aprobada.
Período 2010-2012
Rivas, contó que el posicionamiento es bueno y supera las expectativas iniciales. “Por lo que sabemos hasta ahora, seríamos los coordinadores nacionales en el tema de infrarrojo térmico, porque no hay grupos que lleven ese tema, por eso podríamos ser los coordinadores nacionales” anticipó al respecto.
Además, indicó que dependerá de los resultados pero “el centro de acá se convertiría en un área de validación de satélites, no sólo para éste, sino que otras misiones del mundo cuando pasan por esta zona nosotros prestamos la información que recopilamos acá, de modo que se valida la información de otros satélites”.
En tal sentido, la becaria Ocampo explicó que el proyecto tiene un tiempo de aplicación que va desde 2010 y hasta 2012. “Ahora es una etapa de organización e ir planificando lo que se hará. Nosotros, con Facundo, somos becarios de doctorado, y estamos empezando a conocer el trabajo de datos con satélites por eso es la mejor manera de aprender. Es lo que nos dará más experiencia en este campo”.
Se trata de un proyecto que los mantendrá vinculados con “investigadores de Japón o Estados Unidos, experiencia que nosotros sólo podíamos tener en el exterior y ellos llegarán con un bagaje de conocimiento muy consistente”, valoró Rivas.
En tal sentido, habrá trabajos de capacitación a través de workshops que se harán en Argentina y los Estados Unidos. Ahí definirán lo que se denominan protocolos internacionales. “Ahora nosotros debemos ajustarnos a parámetros internacionales, debemos cumplir esas reglas con los aparatos que usamos para medir, cuestión que ya ajustamos bien” describió.
Datos que tendrán una validez global
En manos de los investigadores estará la tarea de “medir lo mismo que está midiendo un satélite a 700 kilómetros de altitud, entonces eso implica funciones matemáticas y calcular desde esos 700 kilómetros de altura la temperatura de la superficie, pero yo la estoy midiendo acá”.
Esa labor se realiza con un radiómetro y les permite “ver el error con el cual estamos trabajando con el dato del satélite, mientras que -a la vez- podemos ajustar funciones que nos permitan trabajar mejor esa información desde el satélite”.
El producto central es la temperatura del suelo y los subproductos son el grado de estrés de la vegetación y condiciones de humedad de suelo. Para mencionar solo un ejemplo, señaló que son datos que se pueden usar para estimar la “peligrosidad de incendios”.
“Son ecuaciones que no solo tienen validez local o regional, sino que serán aplicadas por otros investigadores del mundo con esas funciones que nosotros adaptemos, para utilizarlas, y eso hará que no se restrinja a la Argentina. Cuando un satélite pase por Africa, por ejemplo, podrán aplicar las mismas expresiones que aplicamos nosotros, para obtener datos de esa región” comentó Rivas. En ese sentido, no hay muchas experiencias similares, teniendo en cuenta que la Unión Europea recién lanzó una misión similar en noviembre de este año.
El proyecto no admite receso y dedican sus días a calibrar lo máximo posible sus equipos para poder capturar y procesar esa información satelital. “Ahora estamos calibrando el equipo acá cerca del Campus y en unos días lo llevamos a una zona de tres mil hectáreas con soja. Entonces, cuando pasa el satélite y se ve una gran zona homogénea, con nuestra estación al medio, nos sirve para ir chequeando información”, explicó.
Actualmente las mediciones se realizan con un satélite que está funcionando desde el año 2000, pero se estima que a partir de abril del año entrante ya se harán en el marco de la Misión SAC-D Aquarius que coordinan la CONAE y la NASA.
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