En menos de un mes, General Villegas pasó de estar en emergencia por una sequía sin precedente a estarlo por exceso de agua. En los últimos 45 días cayeron cerca de 500 milímetros en esta zona de la provincia de Buenos Aires, fronteriza con Córdoba, Santa Fe y La Pampa. Pero el agua caída es sólo una cara del problema, la otra es la obra inconclusa del Plan Maestro del Río Salado.
Se calcula que unas 50.000 hectáreas podrían estar anegadas en este partido bonaerense, que en total tiene una superficie de 700.000 hectáreas. La zona más comprometida está al Norte, en la línea imaginaria que une las localidades de Piedritas, Santa Eliodora, Blaquier y Pichincha, algunas de las cuales tienen anegadas sus áreas urbanas. En Villa Rossi, otra localidad del partido, cayeron 300 milímetros en un solo día; algo similar ocurrió en Cañada Seca. Del otro lado de la frontera, en el sur cordobés, en las inmediaciones de Laboulaye, el panorama no es mucho mejor.
Según Carlos González, veterinario y productor agropecuario de Bunge, la situación es grave, aunque podría mejorar rápidamente si dejara de llover y se mantuvieran altas las temperaturas. "Si no llueve por diez días, se seca, porque las napas están muy flojas; por evapotranspiración se eliminan 10 milímetros diarios", afirmó González.
El Plan Maestro del Río Salado fue lanzado cuando Eduardo Duhalde era gobernador, pero las obras, encaradas con financiamiento internacional, no fueron continuadas. Esos trabajos pretendían unir mediante canales las lagunas de La Picasa y La Salada escurriendo las aguas hacia el Sur. Las canalizaciones planeadas que finalmente se construyeron no han recibido mantenimiento. Para los productores, esa situación -sumada a unas lluvias extraordinarias- agravó la inundación.
General Villegas supo ser un partido netamente ganadero. Hace sólo cinco años pastaban en sus campos unas 600.000 cabezas. Hoy, esa cifra podría llegar a 350.000 animales. A la inversa, de la mano de la soja, y en menor medida del maíz, la superficie dedicada a la agricultura se triplicó en el mismo período, pasando de unas 80.000 hectáreas a cerca de 300.000.
Tambero
González cita el caso de Marcelo Cervera, un tambero de Santa Diadora cuya explotación quedó prácticamente aislada: hasta ahora logró sacar la producción en tractor con tres viajes diarios. Su tambo produce unos 5000 litros de leche por jornada. Productores de esa zona afirman que aun sin lluvia los caminos son intransitables.
"Una situación que se dio en esta zona es que había una sequía muy intensa y los canales habían drenado bien el agua de los bajos, que se terminaron aprovechando para sembrarlos. Ahora eso está todo bajo el agua", contó Santiago Rodríguez Ribas, otro productor de General Villegas, vicepresidente de la Sociedad Rural local.
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