El sur provincial tiene históricos problemas cuando las lluvias son intensas. Varias represas se construyeron en los últimos años, que mejoraron la situación. Pero faltarían otras obras complementarias y canalizaciones en varias zonas.
Se estima que unas 100 mil hectáreas se vieron afectadas por las aguas en los últimos 40 días, en los que llovió más de 600 milímetros. Se supone que más de 30 mil hectáreas permanecen hoy bajo agua en diferentes sectores. A diferencia de años anteriores, por las obras ejecutadas, esta vez se inundaron campos, pero no áreas urbanas.
La Cautiva, por ejemplo, sigue cercada por las aguas que le llegan desde la zona rural y se topan con la ruta 7, donde los puentes y alcantarillas no darían abasto. Ayer se percibía algo de alivio entre sus habitantes: no llovió y no hay pronósticos de precipitaciones por varios días. Es lo que necesitan para que el agua drene.
En Vicuña Mackenna el problema es un barrio, de 25 manzanas, en el que el agua de las napas freáticas sube a la superficie, con desechos de pozos negros incluidos, por inexistencia de cloacas. Allí había anoche aún tres familias evacuadas. Entre las zonas rurales afectadas aparecen los campos vecinos a Villa Rossi, Melo y Curapaligüe.
Ayer, funcionarios provinciales visitaron y sobrevolaron la zona. El subsecretario de Recursos Hídricos, Jorge Masih, dijo que no hay estimaciones precisas de superficies anegadas, pero que no se trata de una gran masa de agua, como en las inundaciones anteriores, sino de especies de lagunas formadas en diferentes cuencas que no alcanzan a desagotarse.
Las Bajadas, caso testigo
A través de los años se suman ejemplos de pueblos invadidos por el agua o el lodo. Uno reciente es el de Las Bajadas, en la zona casi llana de Calamuchita, sobre la ruta nacional 36. Allí, semanas atrás, un tercio de sus vecinos debió dejar sus hogares cuando el agua superó el metro en su interior, mezclada con barro y rastrojos.
El jefe comunal, Jesús Acuña, señaló que le es imposible encarar con su magro presupuesto obras de contención o canalización. Acuña imploró a la Provincia que estudie e implemente esas obras necesarias para evitar nuevos aluviones "porque unas cinco mil hectáreas desaguan hacia Las Bajadas, desde la zona entre San Agustín y Corralito". En esa área cayeron ese día 120 milímetros en pocas horas. "Quiero anticiparme porque tengo miedo que la próxima vez nos tape el barro", planteó Acuña a este diario, evocando lo sucedido en San Antonio de Areco, Buenos Aires.
En tanto, en El Fortín, en el límite entre los departamentos San Justo y Unión, en el este cordobés, el intendente Antonio Vignolo mostró preocupación por el caudal de los canales rurales de esa región y reclamó el saneamiento del canal San Antonio, dado el incremento de su caudal por desagües rurales que recolectan el excedente.
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