Aunque hace dos días que no llueve en el pueblo, tres familias de Vicuña Mackenna siguen alojadas en el Centro de Jubilados por la inundación. En las viviendas que habitaban hay más de 40 centímetros de agua que brotó del piso y está contaminada con líquidos de pozos absorbentes. Dos de las parejas evacuadas tienen cinco hijos cada una, de entre 15 y tres años.
Los niños toman la leche en el refugio y ríen para las fotos. Sus mamás explican que sus pocas pertenencias se han arruinado. “No se puede vivir ya donde vivíamos, está todo contaminado. Una cosa es contarla y otra es verla. Estamos esperando que alguien venga, no sé de donde, y nos dé una esperanza”, confía María Muñoz.
“Dicen que el agua no mata a nadie. Pero estuvo bravo el asunto. Esperamos que baje la napa, sino, que sea lo que Dios quiera”, dice Luis Flores, quien es pensionado y está en silla de ruedas.
El problema del ascenso de las napas freáticas afecta a 25 manzanas de la localidad, en barrio Sur. Mientras sacan el barro y corre el agua servida por el cordón cuneta, algunos vecinos protestan y descreen de las promesas gubernamentales.
A otros, como María Sosa, se les caen las lágrimas mientras pasa el trapo para secar por enésima vez el suelo. A cada paso, de la unión entre baldosas brota el agua servida. La mujer, de más de 60 años, relata: “Una noche sentimos que llovía y se levanta mi marido a poner compuertas y bolsas para que no entre el agua de afuera, como en otra inundación. Pero cuando se baja de la cama ya pisaba agua”, lamenta.
Pocho Fernández es dueño de una despensa. La construyó en el frente de su casa y es la única habitación seca, con un piso más elevado. Hace 13 días que duerme ahí, en una reposera.
El intendente Héctor Laborde informó que con la Provincia han decidido la construcción de un canal de desagües interno que sacará las aguas del pueblo rumbo al arroyo El Ají.
Además, prevé insistir en la gestión de un convenio ya firmado con la Nación, para la red de cloacas. Ante cada lluvia, la espera por las obras prometidas es más dramática para los vecinos.

En Del Campillo.
La intendenta de Del Campillo, Adriana Fernández, y el jefe comunal de Nicolás Bruzzone, Horacio Villanueva, estuvieron ayer en el ministerio de Gobierno de la Provincia, en busca de ayuda y asesoramiento, para paliar la situación de sus poblaciones. En Del Campillo tras las lluvias y el ascenso de napas se han desmoronado 10 pozos absorbentes. Hubo 16 evacuados.
“Seguimos en alerta ante el riesgo de desborde de lagunas que están al noroeste del pueblo. De la Provincia nos han ayudado a rediseñar los desagües, al igual que al jefe comunal de Bruzzone. Está todo controlado mientras no llueva”, explicó Fernández.

310 kilómetros
Esa es la distancia que separa a la capital provincial de Vicuña Mackenna. Está al sur, en el departamento Río Cuarto. Del Campillo se encuentra a 400 kilómetros.

Piden audiencia
Asistencia a productores. La Federación Agraria Argentina (FAA) solicitó al gobernador, Juan Schiaretti, una audiencia para solicitar asistencia para los productores inundados del sur provincial. El director del Distrito 4 de la Federación Agraria Argentina, Juan Manuel Rossi, calificó la situación como “desastrosa”. Y agregó: “Si no hay una ayuda, para muchos productores va a ser imposible salir adelante”.