También el viejo cementerio de Bandera Bajada quedó bajo el agua debido a las lluvias.
Tras nueve meses de una terrible sequía que mató a cientos de animales y quemó hectáreas de sembradíos, llegaron las lluvias al departamento Figueroa, pero fue mucho más de lo esperado, a tal punto que de seguir lloviendo como hasta ahora, en dos o tres días casi la mitad del pueblo de Bandera Bajada tendría que ser evacuado.
Es que desde hace quince días que en la zona prácticamente no ha dejado de llover. Todo empezó con una tormenta torrencial que en cuestión de horas dejó casi 140 milímetros de agua acumulada. Desde entonces, los días transcurren bajo una fina cortina de agua, con apenas algunas horas de resolana.
Así lo afirmó el comisionado municipal, Dionisio Salto, que desde el lunes pasado mantiene contacto diario con personal de Defensa Civil, Recursos Hídricos, Vialidad y del Grupo Especial de Rescate de la Policía, que se apostó a pocos kilómetros del lugar, sobre la ruta provincial Nº 2, para seguir atento el movimiento del caudal del río Salado, que está a pocos kilómetros del pueblo y que amenaza con adelantar un par de meses el histórico ciclo de inundaciones, que usualmente llega en marzo, pero que esta vez podría anticiparse a causa de las persistentes precipitaciones.
Entre el Salado y Bandera Bajada se encuentra el canal San Jorge, un acueducto utilizado para el riego en los campos de la zona y que ahora se convirtió en otra amenaza para la gente, porque ya está el límite, a punto de desbordar.
Para tratar de retardar el avance de las aguas hacia la zona más densamente habitada del pueblo, personal de distintos organismos provinciales están levantando terraplenes en el oeste de Bandera Bajada, para preservar a los barrios más expuestos: La Bombonera y El Peregrino, cuyos habitantes serían los primeros en sufrir el desborde del río que sigue acumulando el agua de lluvia.
|
|
|