Los vecinos de esta localidad limítrofe con Rosario están desesperados: el problema de los anegamientos se les ha vuelto crónico, y aseguran que con cada lluvia fuerte se inunda el 60 por ciento de los terrenos. "Nos desaguan desde Ricardone, Baigorria, Roldán, Bermúdez y Beltrán. Hay canales construidos por los municipios más los clandestinos, esto hace que el 60 por ciento de la población se inunde" dijo David Ick, del grupo de vecinos y productores autoconvocados, quienes piden desesperadamente la construcción de un canal complementario que alivie al Ibarlucea.
La situación se remonta a los inicios de los campos de esa localidad que, según dicen, eran lagunas. Con lluvias normales el pico de crecida era de 72 horas y, merced a estudios hidrológicos, con estas precipitaciones consideradas extraordinarias los campos se inundan y alcanzan el pico de creciente en unas diez horas.
Los vecinos explican que en la ciudad hubo un "problema político y de abandono, porque las autoridades anteriores nunca hicieran nada. Las localidades cercanas hacen zanjas y canales y nos tiran el agua acá" sostienen. Como ejemplo, citan a Baigorria: "Está sobre el Paraná y tira su agua al Ibarlucea", denuncian.
A esto se suma que distintas urbanizaciones que se realizan en la zona también generan canales, que al taparse rebalsan, se convierten en cunetas y no poseen ningún tipo de desagües pluviocloacacles .
“No sólo sufrimos el problema del canal Ibarlucea. Tenemos complicaciones con la cuenca norte del arroyo Ludueña y con una serie de obras que se hicieron en Rosario, como unos caños que pasan debajo de la ruta Nº 34, lo que hizo que se achicara el escurrimiento unas 200 veces”, aseguró Ick.
Ante esto, los vecinos se reunieron tanto con las autoridades provinciales como con el nuevo jefe comunal, Juan Carlos Prino. “La reunión con Prino fue muy buena; nos explicó que está gestionando que se abran los caños de la ruta 34, lo cual haría más rápido el escurrimiento, y que además se reúnen con los municipios para coordinar el tema”.
En tanto, en el encuentro con la provincia les plantearon que “hay que hacer el comité de cuenca y discutir estos temas”, y reclamaron el canal aliviador que les permita drenar al Pararná. Las autoridades prometieron por el momento una limpieza profunda del Ibarlucea.
Esta localidad es parte del departamento Rosario y allí viven unas 5 mil personas. Los terrenos son bajos y no hay agua potable. “Las napas están muy cerca y hay alto contenido de arsénico”, acotó un vecino. El agua llega, paradójicamente, por medio de bidones o asistencia de un camión cisterna de Assa.
A estas carencias se suma que “una serie de camiones atmosféricos arrojan su carga al canal Ibarlucea, lo que contamina las napas y los campos cuando el canal rebalsa”.
Pero la zona no sólo recibe agua de los campos del cordón. Hay arroyos pequeños, zanjas, cunetas y desagües que tributan en la cuenca norte del arroyo Ludueña y también localiddades que aportan a esa cuenca, como Ricardone, Funes, Pérez y Pujato. “Todo ese caudal también se descarga sobre la población”, sostuvo Ick.
En 2007 se anegaba el 40 por ciento de la población y en la estimación de los vecinos, “la inundación ahora es crónica, se inunda el 60 por ciento y se nos pierden las producciones; se mueren los pollos, el ganado no tiene pasto y no se puede planificar la producción”.
Lo cierto es que en una zona en la cual se generan inversiones inmobiliarias y urbanizaciones, el riesgo latente es que la zona se anegue cíclicamente.
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