Los pequeños Estados insulares en desarrollo -que dependen de la pesca y la acuicultura para más del 50 por ciento de su aporte de proteínas animales- se encuentran en una posición particularmente vulnerable.
La pesca continental -el 90 por ciento de la cual se practica en Africa y Asia- se encuentra igualmente en peligro, según el estudio de la FAO, lo que supone una amenaza para el suministro de alimentos y los medios de subsistencia de algunas de las poblaciones más pobres del mundo. Está previsto que el calentamiento en Africa y Asia central se sitúe por encima de la media mundial y algunas predicciones sugieren que en 2100 se percibirán efectos negativos importantes en el 25 por ciento de los ecosistemas acuáticos interiores de Africa.
La piscicultura resultará igualmente afectada. Cerca del 65 por ciento de la acuicultura es interior y se concentra sobre todo en las regiones tropicales y subtropicales de Asia, a menudo en las áreas deltaicas de ríos importantes y en los niveles medio a superior de las zonas de mareas. El aumento del nivel del mar durante las próximas décadas incrementará la salinidad de aguas arriba, afectando a las piscifactorías.
El estudio "Implicaciones del cambio climático en la pesca y la acuicultura", con aportaciones de expertos de todo el mundo -incluyendo organismos como el Centro Mundial de Pesca y Globec Internacional-, es uno de los análisis más completos realizados hasta hoy de los conocimientos científicos sobre el impacto del calentamiento global en la actividad pesquera y acuícola.
Basado en cerca de 500 trabajos científicos, el escenario que describe el estudio de la FAO es el de un sector ya de por sí vulnerable, que se enfrenta a cambios generalizados y a menudo profundos.
Estudios fiables
Según el organismo de la ONU, algunos impactos genéricos en los sistemas acuáticos y marinos, como resultado de cambios a gran escala relacionados con la temperatura, los vientos y la acidificación, pueden ser previstos "con un grado elevado de fiabilidad".
"En un período de tiempo rápido" de pocos años, el aumento de las temperaturas impactará en la fisiología de los peces, debido a un menor transporte de oxígeno a los tejidos a temperaturas más elevadas. Ello resultará en cambios en la distribución, tanto de las especies de agua dulce como de las especies marinas. La mayoría de estas últimas serán empujadas hacia los polos, con una expansión de las especies de aguas templadas y una contracción de las de agua fría.
A merced de la temperatura
Debido a que la mayoría de los animales acuáticos son de sangre fría, sus tasas de metabolismo se ven muy afectadas por las condiciones ambientales, en especial la temperatura. Los cambios en la temperatura pueden tener una influencia importante en los ciclos reproductivos del pescado, incluyendo la velocidad a la que alcanzan su madurez sexual, el momento del desove y el tamaño de los huevos.
Además de los cambios en los lugares donde se encuentran los peces, hay un "grado elevado de seguridad" de que el cambio climático provocará cambios en su abundancia y también en el "reclutamiento", procesos en el ciclo vital mediante los cuales los peces jóvenes alcanzan la madurez.
Las poblaciones de peces que viven en las regiones polares podrían incrementarse con temperaturas más cálidas, mientras que las poblaciones en las regiones ecuatoriales sufrirán un descenso.
En la piscicultura, los incrementos de temperatura en las zonas templadas podrían exceder el margen óptimo para muchos de los organismos que se cultivan hoy en día.
Lugares problemáticos
El bacalao del Atlántico Norte, que ha supuesto durante décadas una pesca problemática, sufrirá un gran impacto. Las fluctuaciones en el plancton relacionadas con la temperatura están afectando ya las tasas de supervivencia de los ejemplares jóvenes. Las poblaciones de bacalao en las áreas del Golfo de Maine y el Georges Bank se encuentran en los límites meridionales de esta especie y son particularmente vulnerables.
Los modelos de proyección señalan que la supervivencia en el Golfo de Maine declinará. De forma similar, las simulaciones indican que un incremento de temperaturas en el Atlántico nororiental.
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