Para cualquier persona que recorre el camino a La Cumbre de la salida a los Yungas no puede pasar desapercibida por su belleza escénica la Laguna de Incachaca. Pero ese cuerpo de agua no solamente es un adorno natural, sino también es la represa donde se acumula en tiempo de lluvias el líquido elemento que durante todo el año proveerá de agua potable a gran parte de los habitantes de la ciudad de La Paz. Hasta ahí, no habría mayor novedad en el tema, pero si vemos detenidamente los alrededores de la misma, podremos advertir algunas actividades que tendrían que ser vedadas o prohibidas. Las mismas que se vienen desarrollando tranquilamente ante vista y paciencia de los encargados de velar porque es lugar sea totalmente libre de todas las actividades que pondrían en riesgo de cualquier contaminación biológica o alteración ecológica a ese cuerpo de agua.
Siempre pensamos que esa importante faja de agua, contaba con una serie de restricciones legales y que la zona se encontraba protegida, por lo menos legalmente tanto por las leyes nacionales, como por las ordenanzas del Gobierno Municipal de La Paz. Antiguamente, el Ministerio de Minería era la autoridad nacional que se encargaba de reglamentar, autorizar y de permitir la extracción de áridos de los ríos y arroyos, hoy ya no sabemos quiénes deben reglamentar y proteger esa importante fuente de agua. Y es que al parecer son muchos los que toman como norma el dicho popular “en río revuelto ganancia de pecadores”, ya que son varios los inconscientes que aprovechan para hacer actividades extractivas en lugares tan vulnerables y ecológicamente delicados como son las fuentes donde nace el agua que consume la población de La Paz, mucho más si estas áreas no son protegidas por nadie.
Una de las anormalidades que presenta el área de la Laguna de Incachaca es que en las cabeceras de las nacientes del río y en su trayecto se halla poblada de camiones que extraen la piedra laja y diversos áridos para la construcción, que es común en toda la zona de la Cumbre. Esta labor representa una peligrosa alteración de las nacientes del riachuelo, que podía resultar fatal para la acumulación de agua en la Laguna y por otra parte, por la alta contaminación de combustibles, que descargan los vehículos que usan los extractores de las piedras.
Por otra parte, es evidente que frente a la Laguna existe una docena o más de socavones que viene trabajando alguna empresa minera o simplemente mineros particulares. La acumulación de los restos de minerales y de la carga de las excavaciones es notablemente perceptible y es probable que ciertos minerales se deslicen a la misma Laguna. Tampoco se sabe si los mineros cuentan con las autorizaciones y manifiestos ambientales pertinentes para realizar dichas actividades, tan cerca a un cuerpo de agua que será consumida por la población de la ciudad del Illimani.
Otra alteración a dicho cuerpo de agua es la extracción de turba, pues claramente se puede advertir que el lecho de la Laguna, donde está descubierto, presenta una serie de alteraciones o “cicatrices” producto de la extracción de la turba, que durante los últimos años sufrió en proporciones descomunales, por no decir que fue alterada casi toda la “cama” de la laguna, para ser utilizada en los jardines de la ciudad de La Paz.
También podemos indicar que la turba puede ser mineral o vegetal, pero en las lagunas de las altas cumbres cumple diferentes tareas. Una de esas funciones y muy importante, es que sirve como “cama” que permite que el líquido sea retenido por largo tiempo en el mismo lecho y que al extraerla se insume más rápido el agua. Otra función importante es que trabaja como purificador y limpiador de elementos nocivos, también da alimento y cobijo a una gran cantidad de pequeños microorganismos que son útiles para muchos peces (donde los hay) y a las diversas aves acuáticas altoandinas.
Finalmente concluyo preguntándome nuevamente: ¿cuáles son las autoridades que tienen la obligación de velar y proteger por la buena calidad del agua de la Laguna de Incachaca que consume gran parte de la población paceña?, ¿y quienes garantizan que todas las actividades extractivas que se realizan en la misma Laguna y en sus alrededores no afectan ni contaminan a la misma? Hoy más que nunca debemos ser muy celosos de las fuentes de agua pura. Mucho más en estos tiempos donde el líquido elemento se encuentra cada día más escaso y muchas de las lagunas corren el riesgo de secarse. Debemos tener presente que tenemos que cuidar los cuerpos de agua como “minas de oro” o “grandes tesoros” debido a los graves trastornos que está provocando el Calentamiento Global a todo el planeta.
El autor es escritor y naturalista.
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