Las ráfagas de viento que provocaron ayer importantes daños en varios distritos del país forman parte de los fenómenos cada vez más extremos que ocasiona el cambio climático. A esa conclusión llegaron meteorólogos consultados por LA NACION tras el temporal que derivó en cuatro muertes y destrozos en la vía pública, entre ellos, la caída de 220 árboles en la Capital.
En la localidad bonaerense de Caseros murió un hombre de 28 años tras tocar un cable de electricidad que había sido derribado por el viento; en Entre Ríos, las ráfagas tumbaron dos ómnibus, accidentes en los que murieron dos personas y resultaron heridas más de 50, mientras que otro ómnibus de larga distancia chocó contra un camión en Santa Fe, lo que provocó el fallecimiento del chofer del primer vehículo y heridas a 25 pasajeros.
El tiempo se anotó, además, otra consecuencia importante en Jujuy, donde un alud en la localidad de Reyes, a 35 kilómetros de San Salvador, sepultó las instalaciones de un hotel termal y ocasionó 54 heridos.
"Esos fenómenos son esperables y pueden llegar a repetirse -explicó el director del Servicio Meteorológico Nacional, Héctor Ciappesoni-. La de hoy [por la madrugada de ayer] fue una tormenta con cierto grado de severidad, con vientos de máxima de 100 kilometros por hora. A pesar de la magnitud, no podemos decir que se trate de un tornado. Si no hay rotación [de vientos], no hay tornado, y eso ayer no pasó. Las ráfagas de un temporal empujan, derriban, mientras que las de un tornado absorben con fuerza centrífuga."
Según estimaciones del director de Defensa Civil porteño, Daniel Russo, el temporal provocó la caída de 220 árboles y daños en unos 40 vehículos en la ciudad. "Las ráfagas superaron los 60 kilómetros por hora y la lluvia registrada hasta las 6 fue de unos 22 milímetros", indicó Russo y destacó que los barrios más afectados fueron Belgrano, Villa Urquiza, Coghlan, Palermo y Almagro.
Si bien durante la tormenta no se registraron heridos graves en la Capital, ayer al mediodía una beba fue golpeada por un cartel que cayó de un comercio debido al fuerte viento, en Vélez Sarsfield al 500, y tuvo que ser trasladada al hospital Penna con traumatismo de cráneo, aunque sin pérdida de conocimiento, según confirmó a LA NACION el subsecretario de Emergencias de la ciudad, Néstor Nicolás.
El funcionario confirmó también que un ciclista fue trasladado al Pirovano con politraumatismo de cráneo, luego de ser alcanzado por una rama en Elcano 2900, en Colegiales. Anoche se encontraba fuera de peligro.
Calentamiento global
Desde el domingo pasado, los vientos están soplando más fuerte que de costumbre. Ese día, según el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), hubo un tornado en la localidad de Wilde, que duró aproximadamente tres minutos, y otro en Ensenada, de alrededor de cinco minutos. El mismo domingo, en Santa Fe también se registró un tornado.
En diálogo con LA NACION, Eduardo Piacentini, director del Departamento de Vigilancia de la Atmósfera y Cambio Global del Servicio Meteorológico Nacional, afirmó que "la repetición de fenómenos meteorológicos severos se puede explicar a partir del calentamiento global y progresivo de la atmósfera, que genera mayor disponibilidad de energía calórica. Esta energía se transforma en movimiento, lo que da origen, entre otros fenómenos, a vientos de mayor intensidad en regiones localizadas, aunque no lleguen necesariamente a la intensidad de tornado".
Piacentini consideró que en los últimos días la intensidad del viento produjo daños y perjuicios a poblaciones que no están preparadas para estos eventos severos y destacó que estos temporales se explican en zonas metropolitanas porque las ciudades son una fuente extra de calor, debido al consumo de energía de la gente que vive ahí.
"El domingo hubo una tremenda concentración de energía calórica, que es la que determinó que se sucedieran tormentas de grave intensidad. Por eso la frecuencia mayor de estos vientos fuertes se da en verano, como una de las consecuencias del calor", amplió Piacentini.
Además, aseguró que el SMN dispone de estadísticas de los pasados cien años que muestran un incremento en la intensidad de los vientos.
Osvaldo Canziani, especialista en cambio climático, coincidió: "Cada vez habrá vientos más intensos y más frecuentes con tormentas más violentas".
Ambos especialistas proyectaron que estos fenómenos se irán repitiendo, porque el calor de la atmósfera sigue aumentando.
Según Adrián Irurzun, meteorólogo de Defensa Civil del gobierno de la ciudad de Buenos Aires, "2010 es el año del denominado fenómeno del Niño, que durará hasta el comienzo del próximo invierno". Generalmente, las mayores precipitaciones se dan a fines de enero y principios de febrero. Este año prevén que se extiendan.
Informes de Ana Falbo y Marina Marianetti
Dónde recurrir ante una emergencia
Dirección General de Mesa de Entradas, Salidas y Archivo. Rivadavia 524, entrepiso. Tel.: 4323-9691, de lunes a viernes, de 9.30 a 15.30. Para casos de daños en autos o en viviendas. Es necesario presentarse con: nota de reclamo, fotos de los daños, fotocopia del DNI (del titular), fotocopia de cédula verde y tres presupuestos.
Emergencia Defensa Civil. Llamar al 103, las 24 horas, todos los días. Para casos de obstrucción de calles y veredas, producto de ramas, árboles y postes de luz caídos.
Bomberos. Llamar al 100, las 24 horas, todos los días. Atención de emergencias, incendios y accidentes.
Policía Federal. Llamar al 911 o al 101, las 24 horas, todos los días. Línea de atención del Comando Radioeléctrico de la policía, donde se centralizan los reclamos o denuncias.
SAME. Llamar al 107, las 24 horas, todos los días. Servicio gratuito de ambulancias y atención médica de urgencia, que cubre toda la ciudad autónoma de Buenos Aires.
Gobierno de la ciudad de Buenos Aires. Tel.: 4323-9400, de lunes a viernes, de 8 a 20 . Conmutador general de la Jefatura de Gobierno porteño, que brinda información sobre los números telefónicos correspondientes a las diferentes áreas y dependencias públicas.
"Los árboles no reciben el cuidado que necesitan"
Lo dijo el defensor adjunto del pueblo
Marina Marianetti
La caída de ramas y árboles en la ciudad no es un tema nuevo. En los últimos tiempos, los vientos fuertes y grandes temporales que generalmente atacan en verano dejan un saldo de decenas de calles obstruidas por la presencia de troncos.
Según el defensor adjunto y encargado de Arbolado Urbano de la Defensoría del Pueblo porteña, Atilio Alimena, muchos de los árboles que se caen en la ciudad tienen más de 60 años y en todo ese tiempo "no recibieron el cuidado que necesitan".
"Hace 40 años que no se hace nada serio en cuanto a la conservación del arbolado en la ciudad", sostuvo Alimena, y aclaró: "No es cuestión de hacer cualquier poda, cortar cualquier rama, sino cortar las inferiores para que el árbol crezca con más fuerza. Ese trabajo se hizo sólo esporádicamente, y el resultado de eso es que hay cientos de árboles con los troncos ahuecados y añejos".
Por su parte, la especialista en botánica e integrante de la sociedad de Horticultura Cristina Bugatti explicó que "los árboles urbanos sufren porque tienen las raíces sumamente comprimidas", y por eso no consiguen la fuerza suficiente para mantenerse en pie.
"Se han plantado árboles, como el eucalipto, que es muy sensible a las tormentas como las que se viven en el verano", dijo Bugatti, y agregó: "La caída de tantas ramas tiene que ver también con la debilidad: como los árboles en la ciudad tienden a querer ir bien arriba para alcanzar más luz, no tienen ni la fortaleza ni el equilibrio para mantenerse".
Para Bugatti, el fresno es el árbol ideal para la ciudad porque tiene "un buen enraizamiento en profundidad, que permite que sus raíces no tengan que luchar contra los caños y todo lo que va bajo tierra", pero en la ciudad también hay eucaliptos, palos borrachos y paraísos que no están preparados para el trazado urbano.
Tanto Bugatti como Alimena coinciden en que desde el gobierno se debería hacer más para cuidar los árboles. Si bien el defensor adjunto reconoce que el gobierno de Mauricio Macri lentamente comenzó a cuidar el arbolado de la ciudad, dijo que "hay que tener en cuenta que esto lleva mucho tiempo y debe ser un trabajo consistente y sostenido en el tiempo para que dé resultado".
Es que la ciudad, que cuenta con unos 350.000 árboles en las calles y 200.000 en espacios verdes, tiene gran parte de su arbolado comprometida. "A muchos de los árboles hay que recomponerles su ciclo natural, y eso puede tardar unos 15 años", reconoció el defensor adjunto.
Según especialistas, un árbol debe comenzar a ser podado una vez que está bien formado, es decir, con la copa a una cierta altura y con sus ramas estructurales principales y secundarias, hay que hacer poda de mantenimiento cada 2 o 3 años.
"Muchos de los árboles añosos pueden tener mucho tiempo más de vida útil, pero como nadie hizo nada, ahora se quiebran", reconoció Alimena. Por eso, recomendó que los ciudadanos llamen a la defensoría y al gobierno de la ciudad para dejar sentado el reclamo. "No hay que esperar al temporal para pedir la poda del árbol de la puerta de nuestra casa. Cuanto antes nos movamos todos, mejor."
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