Es posible vivir bien prescindiendo de tantas cosas que, bien miradas, resultan superfluas. Pero no se puede vivir, o es imposible, sin el recurso del agua. Potable, por supuesto, ya que a las napas se puede recurrir pero afrontando riesgos en orden a la salud, dado que a la mala calidad natural de las aguas subterráneas de la región se suma su contaminación por acción de factores diversos.
Rafaela -para hablar sólo de ella- enfrenta un problema en ese orden de cosas, del que muchos habitantes se desentienden. Simplemente, se comportan como si el recurso fuera inagotable, con evidente despreocupación respecto de la situación en que se encuentra el sistema de aprovisionamiento. Meollo de la cuestión que debería constituir objetivo común a enfrentar para resolver, si mediare la toma de conciencia del crítico panorama al que estamos atados todos por igual.
Capaz de inducir a comportamientos solidarios en el uso de la escasa disponibilidad.
Lo que, por cierto, no ocurre ni, tampoco, preocupa mayormente a los gobiernos, tanto municipal como provincial.
El Diccionario de la Real Academia Española define el término sanidad como el "conjunto de servicios gubernativos ordenados para preservar la salud del común de los habitantes de la nación, de una provincia o de un municipio".
De preservar dice: "Proteger, resguardar anticipadamente a una persona, animal o cosa, de algún daño o peligro".
¿Qué, de todo ello, tiene algún reflejo concreto y positivo en la realidad que nos contiene? ¿Qué se hace realmente que revele una voluntad decidida de actuar en consonancia con la magnitud de la problemática expuesta ya crudamente?
Toda responsable política de preservación de la salud otorga al agua potable y al saneamiento atención prioritaria. El agua en estado natural puede representar, en muchos casos, un peligro para la salud humana. De hecho, lo es hoy, como causante de enfermedades y de muerte.
Cosa suficientemente probada y estadísticamente registrada.
¿Qué decir sino admitir el déficit que, en tal sentido, continúa creciendo en Rafaela, en paralelo con la demanda, frente a la imposibilidad de responder con las obras necesarias? Indudablemente, se ha perdido mucho tiempo, y en el mejor de los casos deberán transcurrir varios años antes de que se materialicen las proyectadas, al parecer postergadas sine die.
La nueva frustración que representa la virtual caída del plan de acueductos es un capítulo más de una historia lamentable. Otro eslabón de una cadena que resume la desidia que imperó en décadas. El desinterés generó este presente. La imprevisión jugó, en tal sentido, rol determinante en un contexto en el que predominaron criterios políticos que priorizaron, generalmente, objetivos cortoplacistas acomodados a circunstancias y/o fines del poder en ejercicio. Un ejemplo lo ofrece lo relativo al saneamiento, en el caso, circunscripto a la extensión de la red cloacal.
Durante largos años el tema estuvo ausente; notoriamente, en el período de la privatización de los servicios, no obstante que la concesión se justificó con el argumento de que se acudía al "capital privado" para hacer lo que la Provincia no podía por falta de recursos. Los hechos demostraron que se trató de un cuento, con final amargo por demás ya que a los incumplimientos de la empresa se agregó la lenidad, por así decirlo, con que los gobiernos manejaron la cuestión en defensa del interés afectado.
Al respecto, baste mencionar el caso de los medidores de consumo, a cuya colocación sin costo alguno se habría comprometido el consorcio francés. El fraude consumado en este orden se explicaría por una única razón: la mayor recaudación que posibilitaba el régimen de imposición por metro cuadrado de superficie del inmueble, estuviere o no conectado al sistema.
IMAGINACION Y REALISMO
Es lo que falta. Dejando a salvo el derecho ciudadano al servicio de cloacas, objeto de repentina preocupación oficial, corresponde destacar el factor decisivo que para el adecuado funcionamiento representa el agua. La imprevisión es, en este punto, relevante: en su momento, estuvo ausente la perspectiva total del proceso a futuro, habida cuenta del problema crucial que ya significaba el déficit del agua dulce a potabilizar que suministra el acueducto. Que opera en el límite de su capacidad de entrega desde hace años.
No se tuvo en cuenta, por ejemplo, que la ingeniería sanitaria postula el tendido de una doble cañería: un conducto para provisión de agua potable para consumo humano, y el restante para limpieza, riego y otros usos, resultante del bombeo directo de la napa freática. El código municipal de edificación de Rafaela obliga a la instalación de la doble cañería interna alimentada por bombeo propio. Este concepto refuerza lo expresado en el párrafo anterior acerca de la doble cañería instalada a escala urbana.
Así las cosas, en la crítica instancia de escasez que se atraviesa (o directamente, carencia, como se vivió en días recientes), resulta inexplicable el soslayo de medidas posibles de aplicar para mitigarla y procurar, de tal manera, un aprovechamiento más equitativo del recurso.
Si la actitud solidaria y responsable primara entre los usuarios el problema se reduciría en buena medida, pero eso, además de impensable apelando solo al buen sentido, no alcanzaría ni, tampoco, resolvería la cuestión de fondo, que permanece abierta frente a un horizonte inquietante sobre el que no se avanza.
PARA ATENDER Y RESOLVER
Avanzar implicaría adoptar decisiones firmes respecto a cuestiones fundamentales.
Medidores: Es imperioso resolver en este punto. La empresa, de la que el municipio es accionista, debe instalarlos, para lo cual es necesario un plan a convenir entre las partes en lo inmediato.
Piscinas: La fotografía aérea aportaría la base para un relevamiento dirigido a establecer la fuente de abastecimiento de las construcciones.
Uso industrial: La Municipalidad debe disponer sobre el particular las medidas que, de consuno con el sector en cuestión, tiendan a evitar excesos en la disponibilidad del recurso.
Lavado de veredas y vehículos: Es esta una cuestión sobre la que es posible actuar prontamente.
Concientización: Es claro lo que se impone hacer. Una campaña de esclarecimiento, como oportunamente propuso Agua y Futuro, demanda una instrumentación sostenida y abarcadora (con énfasis en el plano de la educación), con paralelo seguimiento de los resultados prácticos.
Sanciones: Constituirán, de cara a lo que ocurre, medidas de insoslayable aplicación para impedir abusos. Es claro que esto es de directa y primaria incumbencia del Concejo Municipal de Rafaela. Como tal dejamos planteada la inquietud. |
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