La altura del río en el puerto de Corrientes trepó a 6,59 metros (ayer se mantuvo estacionado). Superó la marca de alerta y los pronósticos de los especialistas acusan que la tendencia será creciente en los próximos meses. Esta realidad golpea fuerte a los ribereños que hasta ahora sobreviven sin ayuda oficial. Quienes se quedaron bajo agua, se vieron obligados a reubicarse, mientras que muchos otros soportan la crecida dentro de sus hogares aferrándose a sus escasas pertenencias y a la espera de que el Paraná retroceda.
El Litoral recorrió algunos de los barrios más complicados. Es el caso, por ejemplo, del Itatí, donde decenas de ribereños que residían en zonas bajas no tuvieron otra alternativa que refugiarse en la casa de familiares o levantar precarias viviendas en terrenos no inundables. Diferente es la situación de muchos otros vecinos que tienen el agua bordeando sus lugares de residencia, pero aseguran que no se moverán.
Según relata Alberto, su peregrinar comenzó en el mes de octubre cuando se produjo el primer repunte importante del cauce del río. Desde entonces pidió prestado un techo a la suegra, pero en las últimas semanas y con la colaboración de vecinos juntó madera y chapas para construir algo propio. “Hasta ahora no conseguimos que nadie nos ayude, ya fui a Desarrollo Humano pero no me dieron nada. Lo que necesito con urgencia son más chapas”, comentó el jefe de familia acompañado por su joven esposa e hija.
Un testimonio que se repite en boca de otras familias de los barrios Quinta Ferré, Sol de Mayo, Seminario y tantos otros que desembocan en el Paraná. La realidad es que el agua avanza impiadosa como ya lo hizo a fines del año pasado y con vaticinios que indican que podría alcanzar la etapa de evacuación prevista para los 7 metros. Recién entonces, según anticiparon autoridades provinciales, se iniciará la asistencia sistemática a los damnificados.
Mientras tanto, son más de 600 las personas que ya sufren el presente escenario. Solicitan contención de parte del Gobierno en lo que respecta a la distribución de chapas, colchones, pañales y alimentos no perecederos. También dirigen el pedido a la comunidad correntina conociendo de la solidaridad que la caracteriza.
Lo cierto es que las necesidades son innumerables y de toda clase. Y en algunas ocasiones se resumen en una mano para la mudanza. Así lo señala Marta Maloriz, casada con un mallonero y con tres niños a su cargo. Según señala, por estos días lo que más requieren es que alguien se acerque y preste su ayuda para mover la casa prefabricada que está a un paso de quedar bajo agua. Una vecina, en tanto, comenta cómo su cocina ya está inundada y que le preocupa la cantidad de alimañas que aparecen con la creciente. Las víboras abundan al igual que los alacranes y temen por los más pequeños.
En este contexto, los ribereños no dejan de repetir que ninguno de los funcionarios competentes recorrió aún la zona y que, a diferencia de la creciente registrada un trimestre atrás, hasta el momento deben afrontar la contingencia sin el auxilio oficial.
El Paraná avanza sobre Apipé
La subsecretaria de Asuntos Municipales, Lucia Centurión, viajó hasta la localidad de San Antonio, en la isla Apipé, para tomar contacto directo con la intendente del lugar Mónica Romero, e interiorizarse respecto a la realidad que se vive en ese lugar.
La jefa comunal le manifestó la problemática de la crecida del río y la perdida de la producción que se lleva adelante en esa localidad correntina rodeada por aguas paraguayas. “La intendente Romero nos solicitó ayuda y la estamos gestionando desde la Subsecretaría con el aval del ministro Gustavo Valdés, ante otras áreas del gobierno.
Lo más urgente pasa por víveres y agua mineral, debido a que no hay agua potable sino sólo perforaciones, y eso lleva a que se mezclen con las aguas del río y esos es lo que los habitantes están consumiendo”, explicó Centurión, quien desde el miércoles se encuentra en la isla.
En tanto, la funcionaria indicó que ya se encuentran trabajando articuladamente con el director de Defensa Civil, Eulogio Márquez, relevando posibles evacuados y siguiendo de cerca el comportamiento del río. “Por orden del ministro estamos en alerta allí.
Sabemos que existen 15 familias que podrían ser afectadas si continúa la crecida del Paraná, para las cuales ya tenemos previsto el centro de evacuación.
En estos momentos estamos gestionando el agua que es lo fundamental, teniendo en cuenta que según la intendente tiene víveres para 15 días”, señaló.
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