Durante la entrevista que tuvieran el presidente electo de nuestro país y su señora esposa con la presidenta argentina se consideraron importantes temas en la agenda bilateral argentino- uruguaya. Según informó El País, el senador Mujica ha hablado recientemente de "repasar el ya veterano tratado de la época de Perón" del Río de la Plata (El País, 13 de enero) y en la reunión con Cristina Fernández se "habló de reformular los tratados" (15 de enero).
¿Cuál fue la naturaleza del encuentro?
El Sr. José Mujica aún no es el presidente de la República. Pero es el presidente electo. La Sra. Topolansky es una influyente senadora del partido ganador en las últimas elecciones. La persona que los recibió inviste el cargo de presidenta de la República Argentina. A ello se agrega el peso de los temas mencionados durante el encuentro.
Es ingenuo pensar que el encuentro solamente puede ser visto como una visita de cortesía de un vecino que pasa por el barrio.
Llama especialmente la atención las referencias hechas al tratado del Río de la Plata. Por diferentes motivos.
En sentido estricto no existe un tratado de ese nombre. Existe el Tratado del Río de la Plata y su Frente Marítimo, suscrito en 1973. La circunstancia de que un acuerdo internacional sea "ya veterano" no debe servir de fundamento para que sea "repasado". Lo que importa es el contenido del documento. Si comenzamos a revisar tratados solamente porque son viejos entonces pronto nos veremos en graves problemas.
Además, el Tratado del año 1973 es un instrumento internacional de considerable complejidad.
Primero, se refiere a dos espacios geográficos adyacentes que tienen su propio régimen jurídico bajo el Derecho Internacional (el Río de la Plata y lo que llama Frente Marítimo). Segundo, es un acuerdo de límites que también incorpora un completo estatuto que se refiere a la explotación de los recursos vivos (pesca) y no vivos (¿petróleo?) en esas aguas y los usos de ellas. Especialmente, en el caso del río, a la navegación y construcción y mantenimiento de los canales de navegación. Finalmente, el Tratado es un instrumento muy flexible que previó el establecimiento de dos comisiones binacionales con importantes cometidos, que, en general, cumplen muy bien.
El Tratado de 1973 es un elemento esencial de la política de Estado de nuestro país (y, probablemente, tiene un significado muy parecido para la hermana República Argentina). Cualquier propuesta para "repasarlo" debería ser considerada con extrema cautela y conseguir el respaldo de un amplio consenso nacional, antes de ser presentada.
Aunque sea en una charla informal.
El estilo un poco iconoclasta del presidente electo es una brisa fresca en el escenario político, que, quizás, se ha vuelto demasiado envarado y distante. Pero una actitud más informal no significa necesariamente dejar de lado la fría y necesaria meditación previa cuando se trata de la sustancia de las cosas. Especialmente en las relaciones internacionales.
"Las relaciones internacionales no deben ser manejadas en un marco de informalidad".
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