Los altos niveles de nitratos hallados en el agua domiciliaria que se distribuye por red en zonas de San Carlos y Los Hornos plantean un problema extremadamente delicado y, en consecuencia, exigen no sólo urgentes verificaciones de parte de las autoridades responsables del servicio y de su control, sino también la perentoria adopción de medidas que corrijan la situación.
Según informó este diario en su edición de ayer, la detección de la presencia de nitratos, por encima de los niveles permitidos tanto por el Código Alimentario Argentino como por la legislación provincial, se obtuvo a través de estudios que realizó la Universidad Nacional de La Plata, sobre muestras tomadas a comienzos de este mes en viviendas de esos barrios elegidas al azar para analizar ese compuesto químico, cuya ingesta excesiva puede ser especialmente perjudicial para embarazadas y bebés. El trabajo estuvo a cargo del Centro de Investigación y Desarrollo en Criotecnología de Alimentos de esa casa de altos estudios.
El informe de los especialistas, reflejado por este diario, además de determinar los niveles detectados en las muestras tomadas en las cocinas de las casas, concluyó que las concentraciones de nitratos que presenta el agua de red excede el límite fijado para el agua considerada potable, no presentando por lo tanto valores cien por ciento seguros para el consumo por parte de embarazadas y lactantes.
Mientras desde el organismo provincial encargado de controlar la calidad del servicio de agua potable y cloacas se aseguró que se realizan controles periódicos tanto en la producción como en la red de distribución de agua -indicándose asimismo que se volverá a verificar la calidad del agua en la zona de San Carlos y Los Hornos- la prestadora del servicio en nuestra región no ofreció hasta ahora ninguna información sobre este tema.
La consistencia de los resultados de los análisis y del consecuente informe de la UNLP obligan a las autoridades y organismos responsables tomar los recaudos necesarios para que se garantice en forma absoluta la idoneidad de los volúmenes de agua para consumo domiciliario.
Resulta imperioso, entonces, que los responsables de tal prestación, en una materia en la que está en juego la calidad de vida, y más aún la salud, de miles de habitantes, pasen directamente a la etapa de las decisiones potenciando rápidas respuestas frente a los reclamos de una sociedad que, como es razonable, esperará ahora resultados efectivos.
Existen, además, antecedentes que autorizan a profundizar la incertidumbre y que vienen a justificar los temores. No se trata de aludir a actitudes supuestamente alarmistas, ya que en temas como éste no deberían extenderse en el tiempo defecciones funcionales que pueden resultar muy graves. Aquí está en juego, en forma muy directa, la salud de la población y por lo tanto, siempre es oportuno reclamar que se adopten cuanto antes los máximos recaudos.
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