A espaldas de las casas que están sobre Cabildo Abierto, en barrio Mariano Moreno, de Paraná, corre caudaloso el arroyo Colorado. Tanta agua lleva, que se oye permanentemente la cascada que cae a pocos metros de Don Bosco, hacia el norte. Las grandes piedras blancas y el salto de agua deben haber configurado antaño un hermoso paisaje, antes de que la ciudad contaminara y ensuciara los arroyos que la atraviesan. Este arroyo, que colecta basura y conexiones cloacales clandestinas a lo largo de la ciudad, desemboca en el Thompson, convertido en arroyo Las Viejas.
A la altura de Don Bosco y Lavalleja, en barrio Mariano Moreno, el arroyo es ancho y los taludes altos. Estas barrancas son las que se van viniendo abajo con cada lluvia fuerte, llevándose varios metros de terreno. El último movimiento grande se dio con la tormenta de la semana pasada, según cuentan los vecinos, y al borde de la barranca hay una media luna marcada, como si estuviera a punto de caer.
Hay tres casas que están en riesgo, señalaron, pues los tapiales que cierran los fondos quedaron a pocos metros del talud. Se trata de construcciones que tienen un poco más de 30 años, y pertenecen a la familia de los barrios AATRA, “construidos por los teléfonicos y los textiles, a través del Banco Hipotecario”, precisó Antonio Reynoso, vicepresidente de la vecinal.
Los vecinos han sido recibidos por la secretaria de Gobierno municipal, Rosario Romero, precisaron, pero no han visto aún atendidos sus reclamos.
EL MURO QUE NO FUE. La situación es desesperante. “No sabemos dónde vamos a terminar nuestros días. Hicimos tanto sacrificio para agregarle algo a la casa, cerrar un patio, ampliar la cocina, hacer una churrasquera, para ver que en 30 años se te vaya todo a un arroyo”, dijo Yolanda Leguizamón, la vecina en situación más grave. “Es triste, no tenés amor de nada, no dan ganas de pintar ni de arreglar, hasta que no vea una solución”. Yolanda comentó además que tiene las paredes agrietadas.
Los reclamos comenzaron a mediados de los 90, cuando la situación ya se perfilaba complicada. En el 96, “el Concejo Deliberante hizo una sesión acá en el barrio y aprobó la construcción de un muro de hormigón de 2 metros de alto y 150 metros de largo, desde la cascada. Fue en la Semana de Mayo. Nunca se hizo la defensa. Después hubo otro proyecto para escalonar la cascada con cubos de basura y que caiga con menos fuerza, pero nunca fue tomado en cuenta. Desde esa época venimos peleando para que vengan y tiren algo”, contó. “No sé si se imputó alguna partida para el muro, sí que se iba a hacer. Al final hicieron un paredón chiquito, de 40 centímetros por 2 metros y se fueron”, lamentó Reynoso, que contó que a principios de los 80 “había 30 metros entre los fondos de las casas y la barranca del arroyo, hasta había una canchita de fútbol. Ahora quedan 3 metros”, en las zonas más angostas.
ESPERA. Los vecinos pidieron de nuevo una contención de hormigón pero se les respondió que “no hay presupuesto”. Sí les prometieron rellenar con tierra, según informó Orlando Gándola, presidente de la vecinal. “Romero (Rosario, secretaria de Gobierno comunal) nos atendió muy bien, nos dio su teléfono personal, dijo que iba a venir gente, que iban a rellenar. Vienen, pero muy espaciado, y no alcanza para nada”, explicó Gándola. “Tiran una camionada cada 20 días y más mugre que tierra: hay perros muertos, bolsas de basura, baños viejos, lo que traen de las demoliciones”, se quejó, por su parte, Yolanda.
En cuanto a la reunión con Romero, “nos dijo que iba a encaminar la solución, que fuéramos a hablar con Arias (Tomás, secretario de Planificación) pero él no nos atendió. Después no ha habido respuesta. Estamos cansados de ir y venir, hacer la dulce espera frente al despacho del funcionario, que ya viene, que se fue, que entra, que sale. Entonces, la comisión vecinal va a optar por el acompañamiento a esta vecindad y lo último que nos queda es cortar la calle, a ver si nos escuchan las autoridades, que vengan a ver el el peligro que hay acá”, finalizó diciendo Gándola.
El dato
$1,2 millones
era el presupuesto que se manejaba a fines de 2006 para un muro de hormigón armado de 185 metros de largo, cuando se proyectaba construir una contención para el Antoñico, en la zona de Cortada 141 y Larramendi.
Para destacar
Advertencia. A fines del año pasado, la Comisión Vecinal Mariano Moreno presentó “una nota ante la Municipalidad y otra ante la Defensoría del Pueblo, para dejar sentada la situación de riesgo en que están casas”, informó Antonio Reynoso, vicepresidente de la vecinal.
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