Una de las recomendaciones que aportan las Guías Alimentarias para la Población Argentina elaboradas por el Ministerio de Salud de la Nación es tomar abundante cantidad de agua potable durante todo el día para vivir con salud.
En estos días en donde el termómetro no nos da un respiro es conveniente insistir en esta medida saludable para evitar deshidratarnos. Este consejo es básico para toda la población pero, sobre todo, para los niños, los ancianos y las embarazadas, además de las personas que frecuentemente realizan actividad física.
“El libro blanco de la hidratación”, publicación de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación y la Sociedad Madrileña de Geriatría y Gerontología, ofrece un completo informe respecto al agua desde sus distintos aspectos: como bebida, sus usos terapéuticos, su papel en la fisiología humana o su ingestión adecuada, según las necesidades, entre otros.
Según explica, el agua es un recurso de la naturaleza necesario para la vida esencial en el conjunto de la alimentación. Su consumo por parte de la población debe estar acreditado en que su origen sea el más adecuado, tener aseguradas la calidad y la cantidad, así como la garantía de evitar que pueda ser causa de cualquier tipo de enfermedades.
Asimismo, aclara, debe reunir una serie de requisitos sanitarios que implican la intervención humana en las distintas etapas que configuran su suministro, desde el alumbramiento hasta el punto de consumo.
La calidad sanitaria de las aguas destinadas al consumo humano, tanto las suministradas a través de la red de abastecimiento público, como las distribuidas y comercializadas debidamente envasadas, y su trascendencia para la salud pública, implica que este producto sea uno de los más regulados, sujeto a un gran desarrollo legislativo y con importantes exigencias desde el punto de vista sanitario.
A modo de reseña sobre la utilidad del agua, la publicación advierte que es un elemento fundamental de la naturaleza y de la vida, motivo por el cual todas las culturas la han considerado siempre un remedio terapéutico de primer orden, desde su uso empírico en la antigüedad, hasta ser declarado por la OMS, en 1982, como remedio para recuperar la salud equiparable a los restantes agentes terapéuticos.
En las células
Por otra parte, el libro continúa planteando la importancia de este vital elemento. “Sabemos que es posible sobrevivir sin alimentos un tiempo limitado en torno a treinta-cincuenta días, pero no más allá de tres a siete días sin agua. El agua orgánica supone aproximadamente dos terceras partes del peso corporal, con una relación entre agua intracelular y agua extracelular de 1,5 / 1”.
Asimismo, recuerda que la ingesta de agua debe efectuarse gradualmente a lo largo de todo el día, forzando más la mañana y tarde, para evitar los despertares y la incontinencia nocturna. Pero sugiere que si nos despertamos por la noche, especialmente en verano, es conveniente tomar líquidos.
También menciona que en cada ingesta (desayuno, almuerzo, merienda y cena) se debe tomar un vaso de agua para favorecer la ingestión de sólidos, pero que se debe evitar beber inmediatamente antes, así como sobrepasar 1,5 vasos, ya que provoca llenado gástrico y saciedad. Por último, agrega que entre las ingestas se debe tomar al menos de 4-6 vasos de agua fraccionados, como si se tratase de un fármaco prescrito.
Cuánto tomar
Es conocido que al envejecer, disminuye la proporción de agua del organismo, por la transformación de tejidos ricos en agua (músculo), en tejidos pobres en ésta (grasa y huesos). Ello provoca que, en los mayores, represente tan sólo el 60% en hombres y 50% en mujeres, frente al 80% en la edad infanto-juvenil”.
Por otra parte, informa que “las necesidades de agua varían de unas personas a otras en función del grado de actividad, ejercicio, patrón dietético, etc. No obstante, existen unos requerimientos medios que pueden cifrarse en torno a los 30 ml. /kilogramo de peso/día, o aproximadamente en 1 ml. por cada kilocaloría ingerida. Los mayores, habitualmente presentan una menor ingesta líquida como consecuencia de diversos factores: disminución de la percepción de sed, incidencia de enfermedades,
consumo de fármacos, cambios ambientales, falta de accesibilidad, etc.. Ello hace que éstos sean especialmente susceptibles frente a la deshidratación, un problema importante y responsable de muchas hospitalizaciones y en algunos casos, coadyuvante en la muerte”.
Los jugos
Otro capítulo de esta publicación se refiere a la ingesta de jugos, respecto a los cuales advierte que “hoy en día se incorporan como alimentos imprescindibles en el desayuno, en la merienda e incluso pasan a formar parte de bebidas de consumo habitual de los deportistas. Pero sobre todo su consumo está recomendado en estados fisiológicos específicos o para determinadas franjas de edad, como son los lactantes y niños de corta edad y población de la tercera edad, donde juegan un papel crucial en los procesos de hidratación”.
La importancia es tal -agrega- que los jugos junto con la leche son los productos alimenticios que en primer lugar entran a formar parte de nuestra dieta. En la alimentación complementaria del lactante a partir del tercer o cuarto mes se pueden introducir los jugos de frutas, pero antes no son recomendables porque pueden generar cuadros de alergia o de intolerancia.
En tanto, destaca que “en los últimos años se ha logrado que los avances tecnológicos permitan mantener unos aportes nutricionales adecuados en los juegos envasados, ya que los procesos para su elaboración, así como los envases que se utilizan, posibilitan, junto con los sistemas de transporte y conservación, mantener intactos los nutrientes de la fruta fresca y en unas proporciones semejantes”.
Por último, recuerda que “las frutas junto con las verduras, hortalizas y cereales son la principal fuente de fibra y antioxidantes de nuestra dieta. En el caso de los jugos principales el aporte de antioxidantes es de una gran importancia, sobre todo en el caso de la vitamina C y, en particular en algunos casos, de vitaminas A y E, así como de compuestos fenólicos”.
A tener en cuenta
Las necesidades de agua son variables en función de diversos factores:
- Edad: aumenta según avanza ésta, pues los mayores tienen disminuida la percepción de sed.
- Temperatura ambiente: aumenta cuando ésta incrementa.
- Función renal: aumenta con la disfunción renal para poder lograr una adecuada eliminación de productos de desecho.
- Función digestiva: aumenta la necesidad de agua, según disminuye o se lentifica ésta.
- Consumo de fármacos: algunos modifican y aumentan las necesidades de ingesta hídrica como los diuréticos, fenitoína, teofilina, broncodilatadores, etc.
“Sabemos que es posible sobrevivir sin alimentos un tiempo limitado en torno a treinta-cincuenta días, pero no más allá de tres a siete días sin agua”.
Usarla bien
Por su parte, el Ministerio de Salud de la provincia, a través de la Dirección de Promoción y Prevención de la Salud, también insiste en sus recomendaciones sobre el uso adecuado del agua y recomendaciones para el cuidado de la salud.
El informe destaca que el agua es parte del cuerpo humano y que se la utiliza en muchos de los procesos que se realizan a diario, como por ejemplo bañarse, limpiar la casa y la ropa y alimentarse. Pero recuerda que su buen uso contribuye a cuidar la salud, por lo que es importante aprovecharla conscientemente para no derrocharla.
- Si el agua no es de red hay dos formas de hacerla potable: agregar una gota de lavandina cada dos litros de agua, o hervirla durante un minuto en una olla limpia.
- Lavarse las manos con agua y jabón antes de comer, preparar alimentos y después de ir al baño, cambiar los pañales, sacar la basura, tocar dinero, estornudar o toser.
- Es importante lavar bien las frutas y verduras con agua potable y dejarlas en remojo durante 10 minutos.
- Para limpiar los baños, inodoros, letrinas, piletas y canillas es aconsejable agregar un pocillo de lavandina en un balde de agua.
- Usar guantes para trabajar en la huerta de una casa y mantenerla libre de malezas, escombros y residuos. Usar sólo agua limpia para regar las hortalizas de la vivienda.
- Para lavar la vereda, regar las plantas o lavar el auto es mejor usar un balde. Una manguera gasta 500 litros de agua por hora.
- Al lavar los platos, lavar los dientes o bañarse, no hay que dejar correr el agua innecesariamente. Una ducha de 10 minutos insume 80 litros de agua.
- Controlar regularmente las pérdidas de las canillas, tanques de agua y otras instalaciones. Un depósito de inodoro con deficiencias, desperdicia 4.500 litros de agua por día.
- No cambiar el agua de las piletas todos los días. El agua puede conservarse agregando unas gotas de cloro y tapándola con una lona para que no se ensucie. Una pileta de lona contiene el agua que cada día necesitan 10 personas.
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