Las grandes crecidas de los ríos serranos no se pueden evitar pero sí prevenir para reducir sus consecuencias. Eso aprendió Mina Clavero, donde durante décadas se registraron crecidas furibundas.
Los ríos serranos desde siempre generaron riesgos ante casos de intensas lluvias en la alta montaña, pero fue en esta ciudad de Traslasierra donde mejor se prepararon para reducir sus impactos.
El primer sistema de alertas nació hace ya varios años en el valle de Punilla para anunciar con anticipación las crecidas del río San Antonio.
Hace cinco años, el municipio de Mina Clavero puso en marcha un proyecto para prevenir las consecuencias de las crecidas de los cursos de agua que la atraviesan y que miles de turistas inundan cada verano.
Ese sistema fue recientemente mejorado con una nueva incorporación tecnológica: una bocina, tipo sirena, instalada en la Terminal de Ómnibus, que marca la gravedad de la creciente. A mayor volumen de agua más veces suena la bocina: una, dos o tres, como máximo.
El sonido se escucha hasta una distancia de cuatro kilómetros. De esta manera, es posible escucharla en toda la localidad y en los balnearios de su jurisdicción directa.
Esa sirena es en realidad el tercer paso de otros previos, con los que se integra.
Según describió Luis Quiroga, secretario de Gobierno municipal, el primero fue la instalación de pluviómetros en cinco puntos, que miden el nivel del agua en los principales afluentes y en el nacimiento del río Mina Clavero, a varios kilómetros de la ciudad, y en la alta montaña.
Esas mediciones son transmitidas mediante sensores, a través de un sistema que utiliza paneles de energía solar, en forma constante a un centro de monitoreo ubicado en el municipio. Allí, durante las 24 horas, un empleado de Defensa Civil observa una pantalla que revela los datos en tiempo real.
Así, aunque haya sol en Mina Clavero, el sistema permite saber si está lloviendo “arriba” y si en algún momento se generarán crecidas en alguno o todos los afluentes.
El programa permite calcular en cuánto tiempo esa creciente llegará a los balnearios que rodean a la ciudad.

Te avisé. Desde el año pasado, a ese esquema se conectó una red de 10 alarmas ubicadas en los balnearios más alejados del centro y en áreas de ríos no tan concurridas y sin guardavidas.
Si se prevé una creciente, esas sirenas pueden ser disparadas desde el centro de monitoreo. En ese caso, quienes estén en el río, escucharán una bocina primero y luego un mensaje que llega por frecuencia modulada a cada torre del sistema.
La advertencia del alta voz dice: “Señor turista, atención, se aproxima una creciente, por su seguridad retirarse del río y sus márgenes, gracias”. Ese mensaje está grabado en español y en inglés y su frecuencia de repetición varía. Por ejemplo, si se espera la creciente en una hora, se emite cada 15 minutos.
En las playas que convocan a muchos turistas, donde hay guardavidas municipales, el aviso queda a su cargo. “En las crecidas que hubo, desde que se puso en marcha funcionó muy bien”, aseguró Quiroga.
El funcionario valoró dos aspectos adicionales del sistema. Por una parte, que fue financiado integralmente por la Municipalidad y, por otro, que la iniciativa y el desarrollo técnico surgió de un empleado de Defensa Civil de la propia comuna: Martín Barros.
En lo que va del verano, no hubo necesidad de activar el mecanismo. Los ríos de la zona presentan un menor caudal por la sequía que afectó a la provincia en los últimos meses y hasta este momento, la temporada se caracteriza por la ausencia de crecidas.
La sirena mayor, de ese modo, no fue estrenada. “Pero está lista”, aclararon desde el centro de monitoreo municipal.

Un sistema de prevención
El proyecto del Cihrsa nació hace más de una década, tras las drásticas consecuencias de dos grandes crecidas, que generaron serios daños: la de 1992 en San Carlos Minas y la de 1993 en Mina Clavero. El río San Antonio, como otros de las sierras, tiene también su historia de crecidas que arrastran todo y sorprenden a casi todos, fundamentalmente a turistas desprevenidos. Las primeras acciones del Cihrsa fueron sobre los ríos San Antonio, en Punilla, y Mina Clavero, en Traslasierra. Pero en esta última el propio municipio avanzó luego sobre un nuevo sistema, propio y más desarrollado. Sobre otros ríos serranos de Córdoba no hay aplicaciones similares.

En el río San Antonio ya hubo 10 avisos en el año
El primer sistema de alerta de crecidas de ríos en las sierras cordobesas fue el instrumentado sobre el río San Antonio, en el sur del valle de Punilla.
El Centro de Investigaciones Hídricas de la Región Semiárida (Cihrsa) tiene en funcionamiento allí, desde hace años, un mecanismo que dispone de estaciones en distintos puntos de la cuenca, que termina en el lago San Roque, ya sobre Villa Carlos Paz.
El sistema sirve para determinar el nivel de las crecidas que se registran.
A través de cálculos que se realizan a partir de la lluvia caída, de los niveles medidos y los caudales de los ríos se estima el pico de las crecidas y el tiempo en que se producirán.
De ese modo, se obtiene la información que hace posible advertir a bañistas y habitantes costeros de los riesgos.
“El sistema está funcionando bien, ya vamos por las 10 alertas en lo que va de la temporada y no hemos tenido problemas”, sostuvo Marcelo Zornada, jefe del cuerpo de Bomberos Voluntarios de Villa Carlos Paz. Asimismo, Zornada agregó que “se establece un procedimiento de acuerdo al nivel de la creciente y trabajamos por fases hasta llegar a la máxima, que es la evacuación. Eso nos permite manejar las acciones a realizar”.

Atención, turistas
Además de la bocina, en Mina Clavero se transmite un mensaje por altavoz. Si la creciente llega en una hora, se emite, en español e inglés, cada 15 minutos.