El enorme y constante crecimiento demográfico de la ciudad provocó el colapso de la planta depuradora norte que “está funcionando por encima de su capacidad”, según explicaron desde el Ente Regulador de los Servicios Públicos.
La situación obligó a proyectar una nueva instalación para el tratamiento de líquidos cloacales, para lo cual el actual Gobierno provincial puso en marcha un proceso licitatorio.
El Tribuno hizo una recorrida por la zona donde está la planta, en el extremo norte de la ciudad. Está ubicada al lado de los barrios 17 de octubre, La Unión, Juan Manuel de Rosas y cerca de donde se unen los ríos Vaqueros y La Caldera, dando nacimiento al río Mojotoro.
A dos cuadras del lugar, el desagradable olor del ambiente indica su proximidad. Según los vecinos, “a veces el ‘perfume’ es tan fuerte que se vuelve insoportable”.
Tras caminar bordeando la vía de tren, se accede a la parte trasera de la planta. Desde ahí se observan, detrás de un alambrado, los enormes piletones, llenos de líquidos cloacales, que quedarán estacionados hasta que, por un proceso aeróbico, se depuren.
Derrame
En ese sector existe un gran e inquietante derrame de agua que sale desde la planta. A simple vista, ese líquido no tiene las propiedades que se le atribuyen al agua pura: no es incoloro y tampoco es inodoro.
Por el contrario el color que tiene es verde muy oscuro, de olor penetrante y contiene una espesa espuma, que va acumulandose en los bordes. Todo parece indicar que se tratarían de líquidos cloacales.
Este derrame desemboca en un arroyo cercano, que resigna su color original al teñirse de verde por culpa de su afluente.
Finalmente, el agua seguirá corriendo hasta llegar al río Mojotoro, destino final del sospechoso líquido
Al ser consultado sobre esta situación, desde el Ente Regulador de Servicios Públicos se informó que “la Planta Depuradora Norte está funcionado en perfecto estado, y el agua que sale de la misma es agua tratada”, aunque reconoció el colapso del sistema.
También indicaron que no existe ningún “by pass”, tal como se denomina a los desagües secundarios, que se utilizan como aliviadores y que se ponen en funcionamiento cuando se sobrepasa la capacidad máxima.
Entonces, todo parece indicar que se trataría de un derrame eventual de líquido sin tratar que desemboca directamente en uno de los ríos más concurrido por los veraneantes salteños como lugar de esparcimiento.
Es una clara señal de alerta, porque de ocurrir en forma permanente puede traer graves consecuencias al ambiente.
Pero esa imagen sirve como un símbolo de la situación extrema en la que se encuentra trabajando la planta depuradora.
El Gobierno ya inició el proceso de licitación para la construcción de la nueva planta que la ciudad espera
Vivir en frente
La planta se construyó en un lugar alejado de la población. Fue planificada para atender la necesidad de los entonces pocos barrios del norte de la ciudad.
Pero con el paso del tiempo la zona tuvo el avance de barrios y asentamientos, que se fueron instalando a escasos metros de los piletones de depuración.
Carlota vive desde hace 20 años justo frente a la planta, y cuenta que “lo peor es el olor, a la tarde es muy fuerte, casi nunca dejo la puerta de mi casa abierta”.
Esta mujer recuerda que alguna vez, hace tiempo, los líquidos cloacales desbordaron y se metieron en su propio hogar: “Ese día me tuve que ir, había porquería por todos lados.”
Los vecinos que residen en la zona se esperanzan con el anuncio de la nueva planta.
“Ojalá que la hagan rápido, únicamente así se va a poder vivir bien” remarcó Jeanette, que tiene su casa a dos cuadras del lugar.
Una solución alternativa
La capital salteña no para de crecer. En los últimos años el sistema cloacal quedó en una situación que bien podría considerarse “límite”.
Más allá de la construcción de una planta más grande que reemplace a la actual en la zona norte, existen soluciones intermedias que pueden aliviar el problema: plantas más chicas que presten servicio a un solo barrio.
En ese sentido es bueno el ejemplo de lo que se hizo en el Instituto Penitenciario Federal “Señor y Virgen del Milagro”, ubicado en la localidad de Cerrillos.
Esta cárcel, con capacidad actual para 350 personas, funcionaba con un sistema de pozos ciegos para su desagüe cloacal, que colapsaban rápidamente, obligando a cavar uno nuevo.
Problemas
Con el desborde del octavo pozo en menos de 4 años, la Secretaría de Obras Públicas de la provincia gestionó la instalación de una planta depuradora propia para la cárcel .
Esta obra fue realizada por la empresa Estudio Ambiente y solucionó de manera eficiente el problema cloacal.
Además, en la penitenciaría se quiere reutilizar el agua depurada. “Como se recupera en un 70 por ciento, esta agua sirve para el riego, quizás no para la huerta porque siempre está el riesgo de que algún germen quede, pero sí para las flores, como quieren hacer en La Candelaria, municipio que también adoptó este sistema”, señaló Teresa Zeballos, licenciada ambientalista.
Algo similar ocurrió con los barrios construidos por el Instituto Provincial de la Vivienda (IPV) en la zona de El Huaico.
El IPV
Ante la imposibilidad de conectarse a la red cloacal, el IPV optó por construir, al lado de la actual depuradora norte, una instalación con capacidad para 4.000 personas, que ya está funcionando en forma óptima.
Foto - Archivo - Programa InfoAgua |
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