En estos días, la reparación de las válvulas que permiten abrir las compuertas del dique La Angostura ha generado cierta inquietud en parte de la ciudadanía. En los últimos años, el nivel del agua del embalse había crecido considerablemente. En el verano pasado, cuando intentaron abrir las compuertas descubrieron que las válvulas estaban rotas y las estas no funcionaban. Llegaron a la conclusión de que si no se solucionaba de forma urgente la avería, el dique podía colapsar y causar graves inundaciones, desde El Mollar hasta todas las localidades ubicadas en el camino a los Valles. Se licitó entonces una obra de reparación y automatización de las válvulas por un monto aproximado de $ 10 millones. El dique deberá ser vaciado hasta 10 hectómetros cúbicos. También se supo que en casi 33 años, el dique, inaugurado en 1977, no recibió ningún tipo de mantenimiento. El director técnico de la obra dijo que si las válvulas están rotas se corre el peligro de que este no pueda desagotarse. En casos de emergencia es necesario que estén en buen estado y agregó que la válvula derecha está deteriorada desde hace más de 15 años y también había problemas con una de las compuertas.
El proyecto original para convertir el dique en proveedor de energía hidroeléctrica en la zona se remonta a la década de 1950. En nuestro editorial del 25 de septiembre de 1958, "El porvenir de los valles", nos referíamos a la necesidad de que el Estado encarara obras para la realización de obras para el aprovechamiento de los recursos hídricos, la canalización de los ríos, la construcción de diques, la producción de energía eléctrica. El 23 de enero de 1967, el editorial de LA GACETA titulado "El turismo, una necesidad" señalaba: "nos referimos al dique sobre el río Angostura, en Tafí del Valle, cuyo proyecto y estudios datan de hace varios años, pero cuya ejecución se encuentra postergada por razones de orden financiero". Las obras comenzaron finalmente el 17 de noviembre de 1973, durante la gestión de Amado Juri. La crónica periodística indicaba que los beneficios se traducirían en agua para industria y diversificación agropecuaria, aprovechamiento hidroeléctrico, agua par población y ganado, regulación de los ríos, turismo, recreación y pesca. El embalse fue habilitado el 25 de setiembre de 1977. La crónica de LA GACETA del día anterior, señalaba, entre otras utilidades del embalse que se estimaba una producción anual de 130 millones de KWH con una potencia instalada de 26.000 KW, el doble del dique El Cadillal, en lo que a aprovechamiento hidroeléctrico se refería.
Según el titular de la Dirección del Agua, un dique se diseña para cumplir numerosas funciones. Sin embargo, explicó que La Angostura es un caso único en el país: casi no se usa para riego, no aporta agua para la potabilización y posterior distribución a la población, no genera energía eléctrica y no regula las crecientes (ya que no se producen muchas en los Valles). Actualmente, la represa sólo se usa como un atractivo turístico. El funcionario dijo que se le propuso a la Nación construir usinas para generar energía eléctrica y esta se opuso porque sostuvo que es muy baja la generación de energía que podría producir el dique, por lo tanto no se justifica la inversión.
Pareciera cierto que Tucumán es un caso único en muchos aspectos: se proyecta un dique con múltiples beneficios para las poblaciones aledañas, se invierten dineros públicos en su construcción y finalmente, este se convierte en un lago para pesca y riego de algunos cultivos.
Por un lado, coincidimos en que es necesaria la reparación encarada. Por otro lado, habría que preguntarse quién se hará responsable de la falta de mantenimiento del embalse y de que se haya defraudado a la sociedad, que es la que puso el dinero, respecto de su utilidad.
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