Una millonaria obra hídrica a punto de concluir parece no resolver los serios anegamientos que históricamente padecen los vecinos afectados por la denominada Zanja de Joti, un desagüe pluvial natural que atraviesa parte de la ciudad y que desemboca al nordeste.
Apenas unas gotas eran suficientes para que se inundaran algunas arterias y viviendas de ese área, hasta que se construyó el entubado y mejoró la situación por la reconducción del agua. Sin embargo, a raíz de las precipitaciones extraordinarias de los últimos meses reaparecieron los desbordes no sólo en esa zona, sino en nuevos sectores que nunca antes se habían anegado.
Más de 10 millones de pesos. Los damnificados responsabilizan a la canalización de la zanja y otras obras complementarias que demandaron al gobierno nacional una inversión de más de 10 millones de pesos.
Los mayores problemas se registran cerca de calle Congreso (que divide a la ciudad en dos), antes de llegar a los bulevares Lavalle y Pueyrredón, que constituyen la circunvalación.
Según los vecinos, las flamantes alcantarillas no dan abasto para escurrir debidamente el agua y no tienen rejillas que contengan la basura. En este sentido, tampoco se realizaría el mantenimiento y limpieza para despejar los desagües.
Conforme se hacía la obra, en 2009 y con miras a extender el pavimento, se fueron colocando cordones cuneta en calles de tierra. Pero las furiosas precipitaciones de los últimos tiempos erosionaron estas arterias, y el agua que debe correr por los cordones para ingresar a las bocas de tormenta, queda en el medio de la calzada, conformando grandes piletones que demoran horas en desagotarse.
Consecuencias. Con lluvias de más de 180 milímetros en una hora, hay vecinos que se anegan hasta la rodilla. “Hay que hacer vigilia toda la noche para levantar las cosas del suelo en caso que entre el agua”, dijo Julio, quien vive en Congreso entre San Lorenzo y Cochabamba.
“He tenido que atar el auto para que no se lo lleve la correntada y el otro día tuve que esperar una hora en la esquina para poder entrar a mi casa, porque la calle estaba inundada y no se despejaba”, contó Martín, en la puerta de su casa contigua. Tamara, su esposa, comentó que los patios de las inmediaciones “se convierten en unas lagunas” cada vez que llueve mucho.
Modificaciones. Más allá de ciertas falencias en la obra y su mantenimiento, la causa más evidente de anegamientos es el factor climático, con lluvias récord que superan su capacidad, calculada sobre parámetros pluviales normales.
A partir de esta nueva realidad, las autoridades provinciales y municipales evalúan realizar algunas modificaciones antes de la conclusión del sistema, entre ellas, que se extiendan algunas cuadras de canalización para ampliar las posibilidades de evacuación del agua y mejora de los desagües.
El recuerdo de una tarde fatídica
Muchos recuerdan con tristeza lo ocurrido hace unos años cuando una gran precipitación provocó 4 muertes. Luego por años se pidieron soluciones.
Una tragedia enlutó a Victoria el 8 de abril de 2006, cuando una lluvia récord generó una violenta correntada por las calles en pendiente que desembocan en la zanja de Joti, que se devoró un automóvil como si fuera una caja de cartón.
En su interior viajaban Lucía Fernández (12) y Lázaro Churruarín (8), quienes salvaron milagrosamente su vida, mientras que Fernanda Caballero (22), su hijo Federico (5), Clelia Churruarín (32) —madre de los dos sobrevivientes— y su beba Virginia Lombardi de un año y medio murieron ahogados.
La desdicha alzó más que nunca las voces de los vecinos que durante décadas pidieron al Estado una solución a la funesta Zanja de Joti y sus consecuencias. Sólo después de estas cuatro muertes se llamó a licitación para las obras, que hoy registrarían alrededor de un 95 por ciento de concreción.
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