La sequía en Patagones es absoluta y sus tierras verdes y fértiles se convirtieron en un desierto. Las lluvias dejaron de caer hace meses, ya no quedan vacas ni suelos cultivables y en el pueblo todo es desolación y desiertos de arena. Las condiciones climáticas llegaron hasta tal punto que el tren dejó de pasar.
La gran acumulación de arena cortó las vías del ferrocarril al Norte de la ciudad entre las localidades de Villalonga y Stroeder. Así lo informó la estación local, del Servicio Ferroviario de Buenos Aires, que aseguró que el único servicio semanal, que debía arribar a Carmen de Patagones el sábado por la tarde, quedó suspendido.
Pero el castigo climático no afloja. Es que la suma de los fuertes vientos que se registran habitualmente en la zona generó problemas de falta de visibilidad en la ruta nacional 3, que obligó a las autoridades a crear un comité de crisis.
Con el objetivo de prevenir accidentes, la Municipalidad de Patagones y la Policía de Buenos Aires -la localidad se ubica en el extremo Sur de la Provincia- establecieron el comité que adoptará decisiones sobre recomendaciones a los automovilistas y eventuales cortes de ruta.
Mediante un folleto informativo, que se entrega a los viajeros en el puesto de control fitosanitario a la salida de Bahía Blanca, se advierte sobre los tres puntos más peligrosos del trayecto.
Están a la altura de los kilómetros 865 y 913, en la zona conocida como Bajo de Querencia; y 930, en el acceso a Cardenal Cagliero, donde se producen las mayores voladuras de arena sobre la cinta asfáltica.
Por otra parte, la cartilla recomienda, en caso de vientos fuertes, circular con luces bajas y balizas encendidas; a una velocidad constante de 40 kilómetros por hora; sin estacionarse sobre la ruta ni en las banquinas.
En caso de una detención imperiosa se debe buscar una salida hacia un camino lateral, para alejarse del pavimento por lo menos 50 metros.
Además, cuando las tormentas de viento son muy intensas se instalan retenes policiales que cortan el tránsito, hasta tanto se supere la adversidad climática.
El desierto
Desde hace tiempo que Patagones pasó a ser una especie de desierto. En diciembre último, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) elaboró un informe en base a imágenes tomadas por una estación experimental con tecnología de la NASA.
Según precisaron los expertos, la catástrofe natural tiene su origen en un fenómeno progresivo iniciado hace unos 40 años, momento en que los campos empezaron a producir menos y comenzó a faltar pastura. Sobre ese punto, desde la Chacra Experimental de Patagones se aseguró que de las 900 mil hectáreas que había de monte, en la actualidad están por debajo de las 400 mil. ¿Hace falta decir que el Gobierno nacional no brinda la atención que la región necesita?
Por su parte, en noviembre el ministerio de Asuntos Agrarios bonaerense reconoció que la situación que atravesaban los productores de la región “era desesperante”.
Similar situación describió Alberto Perlo, titular de la división Hilario Ascasubi, que expresó que no había registros de lo que estaba ocurriendo en Patagones. “Los campos fértiles se transformaron en médanos. Esto es como una enfermedad. Se fue deteriorando todo progresivamente. Se generaron situaciones críticas que se volvieron más críticas y así sucesivamente, es decir, que se retroalimentaron”, precisó.
El clima y la mano del hombre
De acuerdo a un informe del Inta, más allá de la desertificación, una explicación posible al desastre está en la acción del hombre. “No llueve bien desde hace mucho tiempo. Los milimetrajes de los últimos años hacen sumamente complicada, hasta no factible, la producción en el distrito. Es una sequía sumamente larga e intensa que no estaba en los cálculos ni en los pronósticos”, señaló el ingeniero agrónomo Daniel Iurman.
Agregó que un caso similar se produce en la zona norte de Villarino, con campos sumamente degradados. “La intensa sequía es la principal causa y su efecto se ha potenciado debido a la intervención del hombre en el ecosistema”, detalló.
El experto explicó que por ser una zona semiárida a árida, la actividad agropecuaria en Patagones se debe realizar con un manejo agronómico conservacionista. “Sin embargo, no siempre se lleva adelante algo de estas características, lo que provoca un deterioro del suelo, con la consiguiente disminución de la capacidad productiva del sistema a largo plazo”, expresó.
Respecto de la vegetación, sostuvo que fue sometida a una serie de impactos negativos, como el sobrepastoreo ovino y bovino, y el desmonte con fines agrícolas.
“Con el paso del tiempo el hombre ha desmontado los campos con el objetivo de aumentar la superficie arable, tanto para trigo como para verdeos”, dijo y aclaró que ese desmonte no siempre se realizó teniendo en cuenta criterios conservacionistas que protegieran el recurso suelo y, muchas veces, el resultado del desmonte fue la erosión de los campos. Mientras eso ocurre, el Estado permanece ausente.
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