La temporada de lluvias se anticipó en la zona de Machu Picchu de la peor manera: la de ayer fue una madrugada de barro y rocas, de una tormenta fatal que barrió las montañas y se cobró la vida de diez personas. Entre ellas, la de un guía y la de Lucía Ramallo Sarlo, una joven platense de 24 años que murió aplastada por un desprendimiento de piedras mientras dormía en su carpa, en un campamento ubicado en Wuñayhuayna, a sólo una hora de las míticas ruinas. El alud bloqueó los accesos peatonales y varios tramos de las vías ferroviarias. Ahora, unas 3.000 personas entre pobladores y turistas -de los cuales 700 son argentinos- esperan ser evacuados por aire. Pero las tareas de rescate se realizan en medio del caos: dicen que los europeos y estadounidenses tiene prioridad en los helicópteros y aseguran que algunos hasta pagan para ser sacados del lugar.
Desde hace años, Cusco se convirtió en el destino favorito de los jóvenes que buscan conocer los senderos que, como ríos, desembocaban en ese "ombligo del mundo", en lengua quechua. Son cuatro días a pie o unas horas en tren, en contingente o como solitario mochilero, con un único objetivo: tocar los muros de Machu Picchu, la misteriosa ciudadela inca. Por su atractivo, no es casual que muchos de los varados sean jóvenes argentinos. En diálogo con Clarín, el embajador en Perú, Darío Alessandro, señaló: "Calculamos unos 700 afectados por la tormenta, de los cuales el 80% tiene entre 20 y 25 años". Y tendrán que esperar: para llevar adelante el operativo de rescate, el gobierno peruano priorizó el traslado de los mayores de 60 años y los menores de 13 junto a sus madres, además de los discapacitados y embarazadas. "Aun con estos requisitos, creemos que mañana (por hoy) terminaríamos de sacar a la gente de la zona. En principio los helicópteros, diez en total, trasladan a los varados Ollantaytambo y luego siguen por tierra hasta Cusco", amplió Alessandro.
La versión de los damnificados es bien distinta. Consultados por este medio, aseguraron: "Hay mucha confusión. Los helicópteros que llegan tienen capacidad para 35 personas y en la base de operaciones que se montó en estación de tren de Aguas Calientes no hay movimiento de gente. Con lo cual creemos que se les da prioridad a los europeos y americanos, o a los que directamente pagan para ser evacuados", señaló desde la zona Daniel Daguerre (55), turista oriundo de Chascomús que tenía planeado hacer el tradicional Camino del Inca.
En este sentido, fuentes locales informaron a este medio que el primer helicóptero que llegó a la zona fue el de El Monasterio, un hotel de lujo que asistió a los pasajeros que contrataron la excursión desde el alojamiento. Además, en la embajada argentina en Perú avisaron que algunos de los helicópteros rescatarán, en principio, a los estadounidenses dado que Perú tiene un programa de cooperación con EE. UU. en la lucha contra el narcotráfico y las aeronaves serán destinadas a tareas de rescate. "No es discriminación, es orden", dijo Alessandro.
La comida y la situación sanitaria también son preocupantes, según los varados. Cuenta María Victoria Petrone Percero, de Capital Federal, desde Aguas Calientes: "Nos dieron un sanguchito y sólo un poco de agua". Como el grueso de gente quedó en ese lugar, la gente acampa donde puede. Daguerre destacó que los mejores organizados fueron los argentinos y chilenos: "No se dejaron llevar por los nervios. Reunieron a sus paisanos y los sumaron a los contingentes para que sean contenidos por los guías, y armaron un listado con nombres y apellidos para saber cuántos eran y en qué condiciones estaban".
Lucía también formaba parte de un contingente. La chica de City Bell estaba a sólo una hora de llegar a destino. La avalancha que le arrancó la vida llegó antes. Su cuerpo y los otros 9 llegaron ayer a la tarde a Cusco para ser sometidos a pruebas forenses. La amiga que la acompañaba sufrió una lesión pero está fuera de peligro. El padre de Lucía viajaría hoy a las 9 en un vuelo de Aerolíneas Argentinas por gestión de la Cancillería.
En Cusco, en tanto, se tomarán su tiempo para la reconstrucción. Por lo pronto, el presidente regional, Hugo Gonzáles, ordenó el cierre de Machu Picchu al turismo por tres días: "No hay forma de llegar al complejo arqueológico, las vías están afectadas y la reparación tomará de 3 a 4 días". Las lluvias destruyeron unas 1.000 viviendas en las zonas periféricas de la capital del departamento de Cusco y en provincias cusqueñas, además de unas 9.000 hectáreas de cultivos, con pérdidas calculadas en unos 150 millones de dólares.
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