Catorce días de lluvia corridos y nulas medidas de prevención se combinaron fatalmente en el tradicional Camino del Inca, que conduce al Machu Picchu, en Perú, y la tragedia se desplomó con la forma de un alud. El saldo: ocho muertos, entre ellos una turista argentina de 24 años, 3.000 personas varadas y una polémica sobre los métodos de evacuación en las alturas de la cordillera.
El gobierno peruano declaró la emergencia por 60 días en la zona y clausuró por tiempo indeterminado la subida a la ciudadela. Pero lo más grave son las denuncias de argentinos que piden auxilios mientras permanecen aislados en el poblado de Aguas Calientes. A través de un video enviado a los medios revelaron que ya no tienen dinero y que ni siquiera pueden sacar de los cajeros de la zona.
El alud de barro que cortó las comunicaciones ferroviarias –único medio para acceder a la región– desbordó los ríos y el rescate se hace lento.
“La mayoría de los turistas están en Aguas Calientes y desde allí la única forma de sacarlos es a través de un puente aéreo, porque todos los caminos están cortados por las inundaciones”, confirmó el embajador argentino en Perú, Darío Alessandro. El operativo de rescate empezó ayer a la mañana, con siete helicópteros que trasladan a 25 personas en cada viaje. A ese ritmo, se espera completar los traslados en las próximas 48 horas. Los helicópteros recién pudieron entrar en Aguas Calientes al mediodía, porque las condiciones climáticas hasta entonces habían tornado imposible todo sobrevuelo y mucho menos cualquier intento de aterrizaje.
Eduardo Laveglia, un argentino que está en la zona junto a su esposa y sus dos hijos, declaró que se siente abandonado por el gobierno argentino y que las autoridades del Perú prometen ayuda pero que no se concreta. “Vemos que se les da prioridad a los turistas norteamericanos y europeos”, dijo, y contó que pasó la noche en el interior de un vagón del tren. “Porque el hotel aumentó y lo tuvimos que dejar”, explicó.
Otra argentina, Yanina Foti, dijo que en Aguas Calientes “no se puede tener hospedaje ni pagar comida o agua”. Sebastián, otro argentino varado, explicó que “el Comité de Emergencia no está organizado debidamente, así que los que estamos varados acá nos pusimos de acuerdo para coordinar y ayudar”. El Ejército, agregó, “quería elegir a dedo pero decidimos armar una lista y que vayan subiendo según diferentes prioridades, como edad y salud”.
Foti también denunció que los helicópteros de Defensa Civil de Perú se llevaron a turistas por 400 dólares el pasaje. “A nosotros nos mandaron a un estadio de fútbol, en medio del barro y bajo el sol. Estuvimos esperando que se lleven a las mujeres y los niños, pero no. Los vimos bajar en otro lado, en un helipuerto donde el Ejército peruano no te deja pasar”, agregó.
La embajadora de Perú en la Argentina, Judith de la Mata Fernández de Puente, dijo a Crítica de la Argentina: “Eso no es cierto, el gobierno manda toda la ayuda y de ninguna manera se puede cobrar por ella”. De la Mata aseguró que hay alimentos “para cuatro días” y espera que para hoy no queden turistas en Aguas Calientes. El pronóstico será difícil de cumplir. Todavía hay otras 600 personas varadas en el Camino del Inca. Son los que dejaron Cusco entre el 22 y el 24 de enero y no llegaron al santuario inca, lo que en última instancia salvó sus vidas.
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