La extensa sequía que castiga a toda la región perjudicó también la producción de sal en el bajo El Gualicho, el impactante yacimiento blanco ubicado a 70 metros bajo el nivel del mar y a 50 kilómetros de San Antonio Oeste, considerado uno de los más importantes de Sudamérica.
Días atrás las empresas Indupa y Alpat, poseedoras de las mayores “pertenencias” de la salina, comenzaron el operativo de cosecha del mineral que destinan a aplicaciones industriales.
Según estimaciones, las escasas lluvias, fundamentales para el proceso de formación de la sal, provocarán por tercer año consecutivo una baja importante en el volumen del producto. Desde la Secretaría de Minería de Río Negro, que tiene autoridad sobre el lugar, se informó que en esta temporada la merma rondará el 30 por ciento.
Para el caso de Alpat la compañía dedicada a la fabricación de carbonato de sodio, la situación genera inquietud y puede transformarse en un problema en el futuro si la naturaleza continúa negando precipitaciones. Sucede que la sal junto a la piedra caliza son los dos elementos fundamentales para la actividad.
“La planta nos demanda alrededor de 450 mil toneladas de sal por año, pero en esta campaña no vamos a poder cumplir con eso. Como están las condiciones en la laguna podremos extraer unas 250 mil toneladas”, explicó Omar Sánchez, encargado del predio de la firma, cuyo establecimiento se ubicada en las afueras de San Antonio Oeste, sobre la costa del mar.
La disminución genera incertidumbre, puesto que se ha ido profundizando en los últimos años. En el 2008 recolectaron 384 mil toneladas y en el 2009, 348 mil, por lo que de continuar la curva descendente, Alpat estaría obligado a comprar la sustancia para poder cumplir con sus obligaciones comerciales.
“Es preocupante, de hecho tenemos que ir viendo a futuro qué hacer ante una eventualidad. Hemos estado estableciendo algunos contactos, ante la posibilidad de comprar sal”, sostuvo Carlos Balsas, gerente de Logística de la empresa.
De todos modos la producción de carbonato de sodio de este 2010 estaría asegurada, ya que debido a que la sal requiere un año de estacionamiento en “parvas” para ser aplicada al proceso de fabricación, se utilizará la cosechada en el 2009 que, pese a la caída, calculan que alcanzará. “Lo que hay en parva actualmente nos cubriría todo este año”, precisó Balsas. En cambio las complicaciones podrían llegar en 2011.
La cosecha
La generación de sal se produce por un ciclo natural que se repite año a año. Las lluvias de invierno forman una laguna que en condiciones ideales alcanza a los 15 centímetros de profundidad. Con la llegada del verano el agua se evapora y deja una capa de salitrosa. Allí entonces, entre diciembre y enero, está lista para ser cosechada.
La recolección también requiere de un proceso en el que participa un equipo numeroso de operarios y de maquinarias que cumplen diversas funciones. En Alpat, intervienen más de cien personas.
El primer paso consiste en romper la superficie blanca con unas máquinas tiradas por tractores que se llaman “cortadoras”. Luego aparece la “acordonadora”, otro vehículo que tiene la función de formar la “melga”. Se trata de un cordón de sal que finalmente es recogido por la cosechadora. Finalmente la sal es depositada en las parvas.
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